Existen barreras que impiden a los seres humanos entablar una comunicación adecuada y un encuentro más profundo. Estas son:
Falta de compromiso. No querer comprometerse. Es más cómodo vivir solo, tranquilo, sin preocupaciones. Si escucho al otro, me compromete: el compromiso a ser amigos, el compromiso a amar y servir. Me compromete, porque me preocupa y, entonces, debo hacer algo por él.
- Falta de interés. Tener otros intereses que son más importantes que las personas. Valoro más mi negocio, mi empresa, mi finca, mi dinero, mi ropa. Valoro más cualquier pertenencia que las personas. Es triste cuando se pone por encima de los seres humanos, como un valor superior, cualquier cosa material.
- Falta de paciencia. No tener paciencia para escuchar. Existen personas que no tienen un momento de paz y tranquilidad para escuchar, porque dicen tener muchas cosas que hacer. En el fondo, es una forma de escaparse de la realidad, un mecanismo de defensa. La persona que aprende a escuchar es la que puede llegar a ser sabia. Los discípulos de Jesús fueron grandes maestros y predicadores, porque primero fueron alumnos y supieron escuchar. El que aprende a escuchar en el diálogo a su hermano, a su prójimo, a su esposo o esposa, a su amigo, se hace más humano. Llega a amar más, porque comprende y conoce más y cuando le toca hablar, sabe lo que dice. El que sabe escuchar ama el silencio, se hace parte de él. Guarda en su corazón un recinto sagrado donde invita a reposar al que quiere comunicarse con él y allí, interiormente en su alma, lo atiende. El que escucha se convierte en un hombre de paz. ¡Qué pocas personas, en verdad, se atreven a guardar silencio y paz en su corazón! El que sabe escuchar a Dios, se convierte en un santo. Nuestra madre, María Santísima, dice la Palabra, guardaba todas las cosas en su corazón. Escuchaba la voz de su Señor.
- Falta de comprensión. Es necesario comprender que la otra persona es un ser humano, además de ser su esposo, su esposa, su papá, su mamá, su hijo, su jefe, su subalterno, su amigo. Es alguien que tiene algo que comunicarle. Es alguien que tiene que decirle algo importante, porque él es importante.