Real Madrid no cumplió ayer su mejor partido en la Liga de Campeones. Primero porque no supo replantearse sobre el campo ante la fórmula empleada por el Arsenal desde el arranque: no dejar jugar a Gutti ni a Zidane.
La derrota deja mal parado a un Real Madrid que necesita sumar un título esta temporada. La llegada del entrenador López Caro pareció darle un aire al equipo, sin embargo, parece que no está listo para los grandes retos.
Primero fue ante el Zaragoza que no supo plantear el partido y salió goleado de La Romareda y ahora el Arsenal, rival con el que aún tiene pendiente el partido de vuelta en territorio inglés.
Hoy queremos compartir con ustedes la columna que escribió el periodista Tomás Plaza del diario As de España sobre el partido.
Qué bien que había tocado en el bombo el Arsenal, que deja jugar, y qué mal momento de juego el del equipo de Arsene Wenger, demasiados jovencitos, muchas bajas, sobre todo en defensa, sin Cole, ni Campbell, qué mala temporada, fin de ciclo. Sólo preocupaba Thierry Henry. Y había motivos.
El delantero francés tan sólo necesitó diez minutos para dejar su tarjeta de visita en el Santiago Bernabéu. Un cañito a Ramos, un pase a Reyes (fantástico Casillas), y asistencia a Ljungberg (fenomenal Roberto Carlos), y un remate a cabeza que no entró por poco, y desmarques, giros, apoyos y paredes.
Wenger había preparado a conciencia el partido; consciente de su debilidad defensiva trató de mantener al Real Madrid lo más lejos posible de su portería, y lo consiguió con una presión muy adelantada y mucho trabajo en el centro para desactivar la salida de Guti y Zidane.
Y si algo tenía que pasar en ataque, que decidiese Thierry. Y decidió. Y lo hizo como sólo unos pocos pueden hacerlo, desde el centro del campo, dejando atrás a Ronaldo, Mejía, Guti, Sergio Ramos y a Casillas, el escollo más difícil. Un precioso gol que le coloca como el mejor delantero del momento.
Y apunte especial para Cesc Fábregas, un chico de dieciocho años que actuó de manera espléndida, como un veterano, con calma, vista y tempo. Wenger ha convertido a un mediocentro de la escuela catalana, heredero de Guardiola, Milla o Xavi, en un futbolista muy completo que, además de aportar su excelente toque y visión, trabaja a destajo para el equipo. Ojalá podamos verlo en el Mundial con España.