La fiesta de Carnaval se desarrolla en la capital panameña y en diversos puntos del país. Serán cinco días de farsa y diversión.
Se espera la llegada de turistas extranjeros y una gran movilización de nacionales hacia el interior del país. El Rey Momo trae un gran movimiento comercial y también saca a flote los bajos instintos de la población.
Con la inyección de tres millones de balboas a la Junta de Carnaval capitalino, ahora no hay excusas para organizar una buena fiesta. Casi 900 mil balboas se han destinado a la contratación de orquestas y cantantes. Gran parte de esa suma se la llevan los extranjeros.
Se espera que esa inversión se traduzca en la llegada de turistas y que por ende se beneficie la economía del país. Al menos en esta ocasión, el IPAT promovió en algunos países la fiesta de Momo, que este año estrena la nueva ruta de la avenida Simón Bolívar, un tanto distante de los hoteles y generadora de un descomunal tranque vehicular.
Para estos días, el alcohol combinado con la música, hace que muchos pierdan la vergüenza frente al público y hagan cosas que nunca se imaginaron.
A la juventud le recomendamos que goce sus fiestas, pero siempre guardando la cordura. Lo aconsejable no es incurrir en el desenfreno sexual, que luego se traduce en embarazos no deseados y en enfermedades como el SIDA.
A los conductores, se les recuerde que no debe mezclar el licor con el timón. Todos también debemos hacer el propósito de evitar la violencia desmedida.
Panameño, goza tu carnaval, pero con responsabilidad. Esperamos verte enterrando la sardina y no enterrarte a ti