Ni las polémicas armas de destrucción masiva ni el arrollador ascenso del senador demócrata John Kerry. Las únicas 'vergüenzas' que preocupan a la Administración del presidente George W. Bush son las de sus cantantes, a los que últimamente les ha dado por 'sacar pecho' a cuento de los más diversos acontecimientos deportivos.
Con el país todavía envuelto en la polémica por el destape de Janet Jackson en el descanso del 'Super Bowl', la cantante Beyoncé Knowles, reciente ganadora de un Grammy, estuvo a punto de protagonizar otro 'escándalo a la americana' durante su actuación en el descanso del Partido de las Estrellas de la NBA.
Beyoncé estuvo a punto de provocar otro disgusto a los funcionarios la Comisión Federal de Comunicaciones, veladores de la moralidad y la decencia en las emisiones audiovisuales. La intérprete de 'Crazy In Love' actuó en el intermedio del 'All-Star Game' con un vestido de diminutas medidas que casi deja al descubierto uno de sus voluptuosos y exuberantes pechos.
El espectáculo musical fue transmitido en los Estados Unidos con un retraso de 10 segundos por la cadena de televisión por cable TNT, lo que permitió evitar los planos más impúdicos de la cantante. Aunque un portavoz de TNT dijo que la cadena no editó nada del espectáculo, las cámaras optaron casi siempre por los planos frontales, en los que casi no se aprecia el 'desparramamiento' del seno díscolo.