Con la esperanza compartida de alcanzar un diálogo fluido y a puerta cerrada, Chile y Bolivia comenzaron su primera reunión de alto nivel tras varios meses de desencuentros, pero sin tocar la demanda boliviana de una salida soberana al Pacífico.
La próxima licitación a privados del puerto de Arica y las garantías chilenas de mantener el libre tránsito y gratuidad a los productos bolivianos coparon las conversaciones en la primera jornada de la XII Reunión de consultas políticas entre ambos países.
Así lo confirmaron en escuetas declaraciones, después de una sesión de tres horas, los vicecancilleres Cristián Barros, de Chile, y Jorge Gumucio, de Bolivia.
"Hemos dado seguridades de que no será afectado el tratado de 1904", explicó Barros, en alusión a las aprensiones de La Paz de que la privatización de Arica pase a llevar las cláusulas de dicho acuerdo, que garantiza a Bolivia el libre tránsito de sus mercaderías y almacenaje en los puertos chilenos.
Jorge Gumucio, en tanto, coincidió en explicar que se trataron asuntos relacionados con el libre tránsito de mercaderías bolivianas por los puertos chilenos y también "algunos temas menores, de carácter técnico".
Las relaciones entre Chile y Bolivia, suspendidas a nivel de embajadores desde 1962, salvo un paréntesis de 1975 a 1978, se agriaron todavía más desde el pasado noviembre, cuando el gobierno de Carlos Mesa intensificó la difusión de su demanda marítima, exponiéndola en diversos foros internacionales.
Chile ha mantenido su posición de que cualquier demanda sobre ese asunto debe ser tratada exclusivamente a nivel bilateral y que la idea de una cesión de soberanía a favor de Bolivia debe quedar excluida.
Para Chile, todos los asuntos limítrofes con el país andino quedaron resueltos en el tratado suscrito en 1904, 25 años después de la guerra que le significó a Bolivia perder su acceso al mar.