Panamá y el resto del mundo celebran hoy le entrada en vigor del Protocolo de Kioto, una iniciativa que constituye un paso adelante en la lucha contra el calentamiento del planeta, con la reducción de gases de efecto invernadero.
El Protocolo de Kioto se aplica a las emisiones de seis gases de efecto invernadero: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4); óxido nitroso (N2O); hidrofluorocarbonos (HFC); perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6).
Aunque dos potencias industriales como Estados Unidos y Japón no se adhieren al Protocolo, el 55% de los países que concentran la mayor tasa de emisión de gases de efecto invernadero se han comprometido, a reducir ese tipo emisiones en al menos un 5% con respecto al nivel de 1990. Para ello se han propuesto la meta del período 2008-2012.
Aunque Panamá y los países de Centroamérica tienen una tasa mínima que no alcanzan en su conjunto el 1% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, hay actividades que afectan el ambiente como el transporte, la quema de combustible fósil para la producción de energía y la disposición de la basura en cielos abiertos.
Sin embargo, para Panamá se abren una gama de oportunidades con la vigencia del Protocolo de Kioto con la implementación de proyectos de reforestación y de energía renovables, con la compensación que puedan pagar las naciones industrializadas al comprar el derecho de emisión a otros países no contaminantes como Panamá.
Al mismo tiempo resulta preocupante, que Estados Unidos, la mayor potencia del mundo, no apoye la iniciativa, que busca salvar al planeta de la destrucción ambiental.