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EDITORIAL
Divide y vencerás
Famosa es la propuesta cooperativista del haz de lápices, con que se advierte que es fácil romper un lápiz, pero resultará casi imposible hacer lo mismo con un fajo de ellos.
Los ingenieros que diseñan programas de computadoras han ideado una técnica conocida entre ellos como "divide y vencerás", que consiste en descomponer el problema original en varios subproblemas más sencillos, para luego resolver estos mediante cálculos no tan complicados como los que se necesitarían con la incógnita inicial. También se usa en cualquier diseño de funciones lógicas, tanto para mecanismos de producción como de administración.
La técnica no es nueva. La usó Judas Macabeo hace más de cuatro mil años contra el rey Gorgias, cuando sus fuerzas se hallaban divididas en Emaús, según cuenta la Biblia. A través de los años, la supieron utilizar los generales romanos, y contra ellos los bárbaros. Los conquistadores españoles encontraron pueblos indígenas atomizados y, por ende débiles, que no aguantaron los embates de la ambición y el desenfreno hispánicos. Napoleón se hizo grande en parte por su capacidad de mirar más allá de lo evidente, y localizar las flaquezas de los contrarios, cuyas fuerzas solía dividir en el campo de batalla.
El mismo Adolfo Hitler tuvo en la división de sus fuerzas, frente oriental y frente occidental, una de las razones de su descalabro. No ha importado mucho en la historia de las guerras -que es la historia de la humanidad misma- qué tan grandes son los ejércitos que se enfrentan. Lo que ha determinado victorias y derrotas es la capacidad de los estrategas para minar las resistencias, y dividir al enemigo.
Las abuelas resumían estas ideas en una escueta frase, fría, pero profunda: el que mucho abarca poco aprieta. Hoy los panameños acudimos a la repetición de esta historia de guerra, donde el más capaz se ha de quedar con el trofeo del poder. Nadie discute que el PRD es un partido de masas, enorme como una montaña, organizado, sagaz, fiel a sus colores, y con una capacidad de peleador callejero indiscutible. Sin embargo, su poder electoral no rebasa el 40 por ciento, y con facilidad choca con la enorme muralla del resto del electorado que lo rechaza.
No obstante esta realidad, hoy parece que se está beneficiando con la división de sus oponentes. Por todas las esquinas están surgiendo "fuerzas" que se creen mejor dotados para una batalla contra el PRD. Es cierto que en las entrañas perredistas también se está librando una dura y sucia batalla, pero definitivamente de ella saldrá una sola propuesta, mientras que de los llamados grupos "civilistas" parecen estarse preparando para ofrecer al pueblo tres o más nombres.
El resultado ya lo conoce el país. Ocurrió algo similar en el 94, cuando Ernesto Pérez Balladares llegó a la Presidencia con el 33 por ciento de los votos emitidos, mientras el 67 restante se dividió en otras seis ofertas y se diluyó en una bochornosa derrota del civilismo. Y otra vez, como si la historia no nos enseñara nada, vamos por el mismo camino.
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PUNTO CRITICO |
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