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En nuestro país es una costumbre bastante arraigada, que los hijos duerman con sus padres en la misma cama, sin embargo, los especialistas consideran que hasta un modesto colchón, pero propio, es mejor que compartir el ajeno.
Según un informe del National Institute of Child Health and Human Development, de los Estados Unidos, esta costumbre tiene sus riesgos, entre los que se destacan la sofocación y el aplastamiento de los pequeños entre la cama y la pared o contra el respaldo de la cama.
Adicionalmente, dicho estudio destaca el peligro por un mayor contacto con el humo del cigarrillo de las madres fumadoras, ya que está comprobado que el humo del tabaco en la habitación, es un factor de riesgo de enfermedades.
En nota publicada en La Nación, de Argentina, una psicoanalista explica como en nuestra cultura, la cama es espacio propio que cada miembro de la familia tiene asignado en forma personalizada dentro de la casa y le otorga una identidad dentro de la configuración familiar.
Aunque existen razones sicológicas para entender por qué los niños siempre piden dormir con sus papás, como por ejemplo, quedar indefensos en la noche en la cama, sede de sus fantasías persecutorias, también existirían razones para entender por qué lo quieren y permiten los adultos. |
