CRITICA EN LINEA 

 

S E C C I O N E S

EPASA EN LINEA

PANAMA AMERICA

DIAaDIA EN LINEA

REVISTA SIETE!


primera plana

portada

al cierre

política

opinión

economía

el pueblo habla

comunidad

provincias

nuestra tierra

deportes

el mundo

viva

sucesos

 

CRITICA
 



  NUESTRA TIERRA

añada este artículo a del.icio.us añada este artículo a yahoo añada este artículo a digg añada este artículo a favoriting añada este artículo a meneame añada este artículo a fresqui
MUSICA: LUEGO DE HABER DADO LO MEJOR DE SU TALENTO, HOY VIVE EN UN HOGAR DE ADULTOS MAYORES
Catita: la gran voz que no se olvida

Yodalis Bethancourt | Nuestra Tierra, Crítica en Línea

haga click para ampliar la imagen

Junto a Dalys y el pergamino que recientemente le dio la Asociación de Chorrenanos unidos.

Catalina Carrasco Aguilar, mejor conocida como "Catita de Panamá", nació el 30 de abril de 1919, en la Calle del Agua, distrito de La Chorrera.

Esta mujer -que hoy vive el otoño de su vida- es recordada por quienes la conocieron como la pionera del show en la tarimas típicas no sólo por su saloma, sino por su fineza al bailar.

Proviene de una familia de cuatro hermanos y dos hijos varones los cuales ya fallecieron.

Dice que desde que empezó a cantar con Dagoberto "Yin" Carrizo se fue a vivir a Ocú en donde hizo su casa, pero cuando su hermana enfermó vendió la propiedad y se vino a Panamá a cuidar de ella.

A raíz de la muerte de su hermana decidió irse a vivir al Residencial Geriátrico Villa Cecilia, ubicado en Clayton en donde tiene que pagar una mensualidad de B/350.00, lo cual cubre con los B/300.00 de su jubilación y B/50.00 que le aporta su sobrina.

Con tristeza, comenta que Yin "le declaraba (salario) muy bajito, si me hubiera declarado como era, yo estuviera mejor". El sueldo que Catalina Carrasco ganaba en el Conjunto de Yin Carrizo era de solo B/50.00 por noche, sin reemplazo como se acostumbra ahora.

Recuerda que ella empezó cantando tamborera en orquestas porque todo el tiempo le gustó Silvia de Grass, "aprendí mucho de ella".

Haciendo un esfuerzo por rebuscar en su memoria señala que "comencé a cantar con Leonidas Cajar, con él tuve como 10 años y de allí me cambié para el Conjunto de Los Hermanos Cruz y cuando ellos estaban estudiando no tocaban y yo cantaba con Ñato Califa".

En tono enérgico comenta que "ahora dicen que no van a haber más mujeres cantando, si el adorno es de las mujeres, eso está muy mal, deben ir mujeres a cantar".

Después de la muerte de su hermana Catita sufrió un derrame que la mantiene sujeta a un bastón y está a la custodia de su sobrina que la atiende y la lleva a su casa de paseo de vez en cuando.

A raíz del fallecimiento de su hermana muchos desconocían el paradero de Catita, pero el destino quiso que el 8 de diciembre la cantante de música típica Dalis Cedeño fuera a cantar al lugar donde ella se encuentra y allí surgió el emotivo encuentro.

"Mira Dalis como he quedado", fueron las primeras palabras que brotaron de la boca de Catita a quien su amiga le cantó piezas de su repertorio, en una especie de homenaje a la Gran Catita de Panamá.

En medio de la conversación solo hubo que mencionar el nombre de Antonio "Toño" Díaz y su rostro se iluminó, "él me promovía mucho, cuando Estercita le dijo que me habían condecorado con las órdenes "Manuel Amador Guerrero" y Belisario Porras".

Ella está convencida de que los artistas del folclor no tienen el reconocimiento que los gobiernos le dispensan a los deportistas tal es el caso de los boxeadores.

La conversación pareció encender el sentimiento de ambas cantantes, "Así como hacen con los campeones de boxeo que antes les daban B/300.00 y ahora les subieron a B/500.00, nosotras también hemos sido campeonas en nuestra tierra como cantantes y folcloristas".

La ocasión fue propicia para que la Reina de la Tamborera Dalis Cedeño, le hiciera una petición al gobierno de que "por lo menos nos de una pensión de B/300.00".

Dice que quien la bautizó con el mote de "Catita de Panamá" fue un músico violinista que tocaba con Leonidas Cajar y le hizo una pieza que se llama así mismo.

"Yo me siento muy bien en este residencial y cuando salgo lo extraño, dijo al aclarar que ella no está en un asilo, si no en un residencial donde todos la quieren mucho.

El peso de los años y la actividad de toda la vida parece que le han robado el sueño a Catita, que desea tener una radio para que las ondas hertsianas le permitan trasladarse a los toldos como lo hizo gran parte de su vida.



OTROS TITULARES

Guararé cumple hoy 129 años de fundación

En recuerdo de Geovany Guerra

Catita: la gran voz que no se olvida

Nos vamos a parrandear

Con el buen sabor de la campiña

 


 

  

linea
linea gris
 

   copyright © 1995-2008, CRITICA EN LINEA
todos los derechos reservados