Un Bara desconocido, porque por una vez su fútbol fue más práctico que vistoso, se clasificó para los cuartos de final de la Copa tras empatar sin goles ante el Sevilla, un equipo que había resuelto las últimas quince eliminatorias que había disputado en las diferentes competiciones.
Cambió de registro el equipo de Frank Rijkaard y utilizó un manual que tenía hasta ahora empolvado en la estantería: el del fútbol más táctico que bonito; para sacar adelante una eliminatoria ante un rival de empaque que, salvo en los minutos finales, no tuvo opciones a llevarse la victoria.
Con Samuel Etoo en la Copa África, todavía lesionado Leo Messi y Ronaldinho inédito desde que empezó el año, Henry debía ser el referente, pero no fue así.
El Bara creció a partir del enorme partido de su defensa, en especial de su pareja de centrales; y del trabajo de la línea de centrocampistas.
Por una vez, le regaló la posesión del balón al rival, algo con lo que el equipo de Rijkaard no juega. También, por una vez, los azulgrana pensaron en su alineación en función de la del rival y por eso Henry, el más destacado de los últimos partidos, abandonó la banda izquierda para jugar de nueve.
El motivo? Por la izquierda juega Dani Alves y Rijkaard no deseaba que Henry estuviera pendiente del lateral sevillista. Los sevillistas asumieron el papel de equipo dominador, pero apenas tuvieron llegada. Los catalanes, muy bien pertrechados atrás y en la media, desesperaron al Sevilla, que ejerció un dominio estéril, sin apenas llegada a la meta de Valdés.