Ir a la playa es lo primero que nos viene a la mente cuando llega el verano, pero nos olvidamos que este es un habitad para ciertos animales que nos pueden aguar la fiesta.
En el mar conviven todo tipo de criaturas, unas inofensivas y otras que pueden ser peligrosas si irrumpimos en su ecosistema, pues ellas tratarán de defenderse, causando una que otra molestia.
Las que comúnmente encontramos al entregarnos a las olas del mar son las clásicas aguamalas, pero existen las rayas, que aparecen cuando baja la marea.
LAS RAYAS
El Profesor de Biología, Faustino Sánchez, explica que ellas son criaturas cartilaginosas, o sea que no tienen huesos, con forma de rombo y pertenecen a la familia de los tiburones.
Están equipadas con un mecanismo de defensa en la cola que consta de un aguijón aserrado, parecido a un anzuelo y, que para rematar, puede tener un veneno.
Chong Mejía, de Protección Civil, advierte que la mayor concentración de rayas en las riberas del interior de Panamá se encuentra a partir de las playas de San Carlos en adelante, por lo que es en estos balnearios es en donde se registran más víctimas de picadura.
Cabe destacar, que aún el SINAPROC no cuenta con estadísticas claras de la cantidad de víctimas por picadura de raya en Panamá.
LA HERIDA
La picadura de la raya se manifiesta con un dolor local que puede volverse más intenso después de una hora y media, aunque tiene tendencia a disminuir gradualmente y persistir hasta 48 horas. El dolor es agudo, punzante y puede adquirir ciertas características que lo hacen insoportable.
Entre los síntomas que se presentan están sudoración, palidez, náuseas y vómitos, hipertensión arterial, alteraciones del ritmo cardíaco y más.
El veneno puede llegar a ocasionar el adormecimiento de los dedos del pie o toda la pierna, por lo que se debe actuar con rapidez ante una picadura de raya.
Las heridas son por cortada o por la penetración del aguijón, que puede afectar sólo la piel y los tejidos cercanos a la punzada, pero al momento de retirarlo produce una herida más profunda y extensa lo que puede ocasionar una gangrena.
PRIMEROS AUXILIOS
Antes de cualquier acción, debe acudir a un puesto de Protección Civil o de la Cruz Roja.
Sin embargo, esta última entidad de socorro nos suministró una serie de pasos a seguir de no encontrarse ayuda pronta.
Lo primero es limpiar la herida con agua fría salada. Esto elimina el veneno y reduce la cantidad de éste en el flujo sanguíneo.
Luego, la herida debe examinarse cuidadosamente para evitar que queden restos del aguijón, pues éste tiene glándulas venenosas y los tratamientos clínicos serían poco efectivos.
Asimismo, hay quienes suministran un vaso con agua de semilla de cedrón, que en el interior del país es muy utilizada para contrarrestar los efectos del veneno de serpientes y alacranes.
Una vez hecho esto, la zona afectada debe sumergirse en agua caliente o cubrirse con paños calientes. Se debe tratar que la temperatura sea lo más alta posible, pero que el lesionado la resista, sin quemarse. Esta acción alivia el dolor cuando no se disponga de anestésicos en el momento.
RECOMENDACION
Lo preferible es no entrar al agua si la marea se encuentra baja, pero si su deseo por nadar en el mar es incontrolable, cuando vaya hacerlo, no lo haga caminando sino arrastrando los pies. Así la raya se asustará con el movimiento de la arena y se corre menor riesgo de una picadura.