Como ya sido advertido hasta la saciedad, el año 2009 será uno de desaceleración en el crecimiento económico de Panamá. Expertos y analistas han previsto que la contracción en la actividad económica para el año en curso -comparado con el 2008- podría ser de entre el 40 y 50 por ciento.
Estamos viendo las primeras señales de que el boom inmobiliario está en sus últimos días: 25 proyectos inmobiliarios de lujo se cancelaron, mientras que otros están ofreciendo rebajas en los precios de los apartamentos.
Como efecto de la crisis económica mundial, los bancos están endureciendo los términos para otorgar crédito.
Al mismo tiempo, los efectos de la inflación que nos azotó en 2008 aún están con nosotros, a excepción del combustibles. La energía eléctrica apenas comienza a bajar, mientras los productos de la canasta básica siguen por las nubes, y algunos de ellos están aún en tendencia al alza.
Todos estos elementos nos dan un escenario muy probable de aumento en en el desempleo para el 2009, un año electoral.
Estamos hablando de un potencial caldo de cultivo para el aumento de la delincuencia, los robos y los actos violentos, generados por la desesperación y la frustración propias de un pueblo arrinconado económicamente.
Porque no hay que engañarse: para la mayoría de los panameños, ese boom económico tan cacareado por nuestras autoridades ha sido solo una noticia que veían en los periódicos y noticieros.
Pero cuando los efectos de la crisis mundial entren de lleno, la soga romperá -como siempre- por el lado más débil. En ese momento, lo negativo de la situación económica sí será sentido por todos.