Dos comunicados, uno de Amaía Montero y otro del resto del grupo, pusieron fin a una de las relaciones musicales más productivas de los últimos años, si se tiene en cuenta su volumen de ventas, seis millones de discos vendidos en once años de carrera. La Oreja de Van Gogh se separa y lo hace entre especulaciones sobre la mala relación que mantenían su solista y Pablo Benegas, guitarra del grupo.