El 6 de octubre de 1981, el Presidente de Egipto, Anwar El Sadat, fue asesinado durante un desfile. Los asesinos lanzaron granadas contra Sadat, su seguridad y altos funcionarios, y luego remataron con armas automáticas. Al final, Sadat y 11 otras personas murieron, incluyendo al embajador de Cuba en Egipto. Dos de los atacantes fueron abatidos y el resto fueron arrestados. Todo formó parte de un fallido plan para tomarse el poder en el país.