Durante muchos años, María se levantó muy temprano en la mañana a prepararle el desayuno a su marido y vigilar que todo estuviera perfecto con sus cinco hijos.
Cada vez que se le preguntaba a la mujer de 26 años: �Cómo iba todo?, ella contestaba con un simple y desganado "Bien".
Pero eso no era cierto. Las cosas estaban muy lejos de estar bien, porque detrás del rostro demacrado de una mujer que por su edad podría catalogarse como una persona joven, estaban las huellas del maltrato.
María era un mujer maltratada sistemáticamente por su concubino, donde los abusos que recibía eran de todo tipo: desde el psicológico, al verbal, pasando por el sexual y el físico.
Pero ella no reconocía eso como maltrato, pues desde muy niña sus familiares le inculcaron que la mujer le debe obediencia a su marido y él tiene derecho a hacer con ella lo que quiera , porque era algo así como su propiedad.
Qué decir de su esposo para quien las mujeres eran algo así como un objeto, no un ser humano con sentimientos, a la que había que querer y proteger.
Pero de ese comportamiento él no era del todo culpable, pues fue algo que le ha sido inculcado desde pequeño por su padre que a su vez se lo enseñaron sus antepasados.
Una triste noche del mes de mayo las cosas se pasaron de los límites; las golpizas que periódicamente recibía "María" fueron más intensas, al extremo de que la enviaron directo a un centro hospitalario.
Allí estuvo por tres días en la sala de Cuidados Intensivos, pero al final la muerte ganó la batalla.
Atrás quedó la historia de una mujer que se unió a un hombre que alguna vez dijo amarla, pero que terminó por arrancarle hasta la existencia.
También quedaron sin madre sus cinco niños que no pasaban de los ocho años.
Hoy, en un escondido sepulcro de un cementerio del país, yacen los restos de María, aquella joven que se convirtió en una estadística más de los femicidios del país por la indiferencia de muchos, entre ellas las autoridades.
DRAMATICA REALIDAD
La historia de María está basada en hechos reales, en la vivencia de cientos de mujeres que son víctimas de la violencia de género, por el simple hecho de ser mujeres.
Las estadísticas no dejan de ser menos que alarmantes, pues en lo que va del año 2009 los casos de femicidios (muerte violenta de mujeres) alcanzan los 58, y en el más de 71% de los casos, los homicidas fueron personas cercanas como parejas y exparejas.
De esa cantidad sólo 16 muertes pueden ser atribuidas a la violencia generalizada de la que nadie parece escaparse en Panamá, mientras que el resto son sospechosos de femicidios.
Esa cifra es desmesurada para un país tan pequeño como Panamá, con algo más de 3, 5 millones de habitantes, mientras que el Reino de España, con una población superior a los 46 millones de habitantes, según el padrón del 2008, mantiene una cantidad inferior de asesinatos de mujeres.
"Las mujeres no están muriendo porque se van a las calles a robar, o son miembros de bandas que se enfrentan a tiros", sino principalmente por cuestión de género", explicó la exdiputada Teresita de Arias.
Las mujeres representan el 10% de la población carcelaria del país, y en su mayoría purgan penas por delitos contra la salud (drogas) que muchas veces pertenecían a maridos, hermanos, hijos y hasta nietos.
POCO APOYO
La Alianza de Mujeres de Panamá exigió que como Estado se le preste mayor atención a este problema, algo que parece hasta el momento no haber rendido sus frutos, porque una aspiración de hace muchos años atrás, la creación de la Defensoría Adjunta de la Mujer, en la Defensoría del Pueblo, y la Fiscalía Especializada de Mujeres en el Ministerio Público, aún no terminan de concretizarse.
La Ingeniera Itzel Torres, representante de las Organizaciones de Mujeres en la Concertación Nacional, solicitó al Gobierno cumplir con lo pactado y que se dote de recursos a organizaciones como el Instituto Nacional de la Mujer, cuyo presupuesto ha sido reducido de 8 millones de dólares a 1, 5 para la próxima vigencia fiscal.
TRATAMIENTO EQUIVOCADO
Expertas en el tema de violencia de género consideran que a través de los medios de comunicación social y en otros sectores de la sociedad, se les está dando un tratamiento equivocado al calificar a los femicidios como "crímenes pasionales".
Indican que eso le pone una especie de manto de justificación a los violentos, que argumentan que son así porque se dejan llevar por la pasión.
PAPELES SIN VALOR
En eso se han convertido las boletas de protección para muchas mujeres, pues éstas no han sido impedimento para que sus agresores logren su cometido, por lo que urge que las autoridades sean más enérgicas.
RECOMENDACIONES
Toda mujer que sea víctima de violencia de género debe solicitar ayuda ya sea a familiares, amigos o las autoridades e instituciones especializadas.
Hay que recordar que la violencia siempre comienza con un grito y puede llevar inclusive a la muerte.
Evite ser una de las tantas Marías que murieron creyendo que los golpes eran expresiones de amor.