Comer en familia previene trastornos digestivos, aunque es una buena costumbre, pocos lo estilan.
Según una investigación de la Universidad de Minesota, el abandono de la casa materna al independizarse, supone para muchos jóvenes el empeoramiento de sus hábitos de consumo.
Los investigadores han descubierto que comer en familia durante la adolescencia promueve dietas equilibradas y saludables.
Dejar de desayunar o una dieta más pobre son algunos de los cambios que suelen sufrir los jóvenes, cuando se marchan de casa.