La gratitud es uno de los más nobles sentimientos del corazón humano y por desgracia, uno de los más raros del mundo; por él reconocemos preciosísimos conocimientos de la Biblia, y así de los beneficios recibidos de Dios. �Quién más que �l tiene derecho de nuestra gratitud? �Quién nos ama más que �l? Espíritu en el cielo y persona humana en la tierra; padeció y murió en la cruz, se dio como alimento de nuestras almas y nos tiene de compañía día y noche en el Sacratísimo Sacramento del altar. �Qué más podía hacer ese Señor por nosotros, hijo de Dios?. �Qué más que no haya hecho? Seamos más conscientes de su existencia, y sobretodo en este mundo de suma ingratitud por quien nos dio la vida.
�Oh!, Dios mío, que hermosos criterios sobre tu existencia. He aquí algunos: Jaime Balones, sabio escritor nos dice: La razón natural hasta para conocer que hay un Dios, Creador del cielo y tierra; porque se llama insensato al que nos sostuviera que un magnífico palacio se hizo y adornó solo. �Cómo admitiremos que el mundo, con las riquezas y maravillas que encierra, no tenga un criador y un ordenador? Balones lanza un desafío a quien se atreva a decir que "un mundo de tanta riqueza y maravilla no tiene un criador y ordenador. Tomás Serrano, literato español sublime, despierta la verdad del caso, haciéndolo ver al blasfemo o no creyente que Dios existe verdaderamente. �Por qué? Has contemplado tu, Señor lector, el concierto matinal de mil canciones entonar al despertarse el día, siendo como el despertador de la naturaleza, quizá no. Pero yo sí, y extasiado ante tan innumerables bellezas, concluí por reconocer la existencia de mi Dios, la que después llegue a defender con gran entusiasmo. Dios quiso amigar a las naciones, y por tal motivo creó el mar; éste en medio de la tierra representa una feria provista de toda clase de mercadería. San Agustín, Obispo de Nipona, autor famoso de "Las Confesiones", nos ofrece sus palabras: "pregunté a la tierra si era mi Dios, y al igual que todas las demás cosas, respondióme que no. Finalmente le pregunté a la máquina del mundo, tú eres mi Dios o no, y ella me respondió con voz sonora, no soy yo, mas por el Soy yo el que busca en mí; ese es el que me hizo, búscalo sobre mí que él es el que me sigue y el que me fabricó. Ahora, tú, Señor lector, �Qué piensa de todo esto? Respuesta: Dios existe. Amén.