En este Panamá que vivimos, cada vez se hace más evidente que uno de los factores por los que no avanzamos como una nación, es la existencia de diferentes grupos de poder, sindicatos, gremios, roscas y mafias que tiran cada uno por su lado, imposibilitando que el país camine derecho hacia una dirección.
Los partidos políticos, las figuras políticas, el FRENADESO, los sindicatos, los gremios profesionales, los transportistas, los comerciantes, los industriales, los medios de comunicación, las colonias de diferentes grupos étnicos con poder económico, la burguesía tradicional, etcétera. Todos están por defender sus propios intereses, y el establecimiento de políticas nacionales de parte de cualquier gobierno depende en gran medida de cuales de estos grupos pueda presionar más.
Se trata de una gran tragedia nacional, ya que la búsqueda de intereses de grupos particulares afecta cualquier iniciativa de definir, planear y ejecutar un plan de desarrollo nacional que nos saque de este maldito subdesarrollo.
Con tantos recursos que posee este país, �como es posible que exista un 40% de pobreza? La respuesta está en nuestro egoísmo, en nuestro "juega vivo", en nuestro "sálvese quien pueda".
�La concertación nacional para el desarrollo? Esa iniciativa sigue rodando, pero casi no escuchamos, ni leemos ni vemos noticias relacionadas al esfuerzo bien intencionado de pocos panameños para que todos los grupos de influencia unan fuerzas hacia la definición de metas de país a mediano y largo plazo.
Países como Singapur e Irlanda han sido capaces de ponerse todos de acuerdo sobre qué dirección el país debe tomar. En el caso de Panamá, la opción de toma este paso se está convirtiendo en necesidad urgente, dado que las condiciones actuales de desigualdad y aumento del costo de la vida presagian revueltas sociales. Aún estamos a tiempo para remar todos hacia la misma dirección.