Hasta ocho medicamentos por día llegan a tomar el 40 por ciento de los adultos mayores, pues la mayoría de ellos sufre de tres a cuatro enfermedades crónicas, principalmente diabetes mellitus, hipertensión arterial, arteriosclerosis y lípidos elevados, así como problemas visuales auditivos y neurológicos, por lo que requieren tratamiento farmacológico de por vida. Lo más grave es que la mitad de los productos que toman son autorrecetados.
Así lo señalan los especialistas, quienes indican que este grupo de edad se automedica principalmente laxantes, ansiolíticos, analgésicos, antiácidos y multivitamínicos.
"Es un hábito nocivo que sólo empeora los daños a la salud e incluso puede provocar complicaciones de sus enfermedades principales y poner en riesgo su vida", subrayan.
Desafortunadamente estas personas piensan que una pastilla extra para quitar un dolor o para dormir, no representa ningún peligro porque antes ya se la había recetado un médico o porque a otra persona le hizo bien y no toman en cuenta que cada organismo es diferente.
Indican que la automedicación puede ocasionar lo que se llama "interacción medicamentosa", o sea un efecto opuesto al que debe tener el fármaco ingerido, y que va a ocasionar una reacción en el organismo, ya sea que bloquea su acción o magnifica su efecto.
Añaden que, por ejemplo, si el médico le prescribe anticoagulantes y se ingieren, sin prescripción médica, ansiolíticos, antidepresivos o ácido acetilsalicílico, se aumenta su efecto, con riesgo de causar hemorragia en distintas partes del cuerpo.
"Son personas que generalmente llevan 20 años comiendo productos con mucha azúcar y grasa y a los que resulta complicado cambiar sus hábitos", explican quienes conocen del tema.
Este exceso de peso va mucho más allá de una cuestión estética y a muchos les crea un "enorme" problema difícil de solucionar.
Los kilos hacen que se sobrecarguen las articulaciones y duelan, les dificulta la movilidad y eso, a su vez, impide que pierdan peso.