Dice la historia que Alejandro Magno navegaba por el Mar de Arabia, cuando atrapó a un pirata. "�Por qué robas y cometes crímenes?", le dijo el conquistador griego al ladronzuelo y éste le contesta: "�Crees que por tener una poderosa flota, puedes acusarme de ser ladrón? Eres igual a mi, pues también robas y matas".
En la civilización occidental, hay países que por siglos se abogaron el derecho de imponer criterios legales, sin ver lo que ocurre en su propio entorno.
Nadie discute que los Estados Unidos de América (EE.UU.) es el defensor de la democracia, de la cultura globalizada del presente, sin que tenga rival militar hoy en día. En lo referente a los derechos humanos, Washington trata de mostrar una postura protectora ante los abusos de regímenes autoritarios, que violan las garantías fundamentales o porque otras naciones no hacen nada para detener el tráfico de drogas, armas o de personas.
Hace poco, EE.UU. criticó a Panamá por hacer poco para detener la inmigración ilegal, por tolerar la trata de blancas, de permitir la prostitución de colombianas, dominicanas o de peruanas, con el aval de las autoridades. De allí que los norteamericanos han vuelto a colocar al Istmo en otra "lista negra".
Paradójicamente, EE.UU. sacó al régimen autoritario de Hugo Chávez de esa lista, porque puso más controles a la migración de seres humanos hacia Venezuela.
Sobre esto, vale recordar que estas decisiones de Washington hacia supuestos "países amigos" como Panamá, hacen crecer la desconfianza a EE.UU. Un buen ejemplo es la base naval de Guantánamo.
Desde 2003, Human Rights Watch y Amnistía Internacional vienen acusando a Estados Unidos por violar los derechos humanos, por los 400 detenidos que tienen arbitrariamente en esa base militar. De que allí se torturan con simulaciones de ahogamiento a presos, de que además no brindan justicia imparcial a los detenidos por supuestamente acatar intereses norteamericanos.
�Y qué de los 12 millones de latinoamericanos indocumentados que sufrieron para llegar a EE.UU., que son explotados por sus patronos, además de ser tildados de ciudadanos de tercera clase? �Porqué EE..UU. no regula su sistema migratorio y da una amnistía a esos trabajadores latinos?
Criticar al Gobierno de Panamá por sus políticas migratorias es fácil. Pero hay que admitir que nuestras autoridades han hecho lo posible por defender los derechos de sus nacionales, además de los derechos de los extranjeros que quieren tener una vida mejor en el Istmo.
Si, aunque se diga que no es verdad, hay "listas negras" para panameños y latinoamericanos. Recuerden, la droga tiene su mayor consumidor en el gran país del Norte. Y la migración ilegal latinoamericana se debe a que muchos toman la ruta en busca del "Sueño Americano". No es nuestra responsabilidad, sino de ellos.
"Si vez las bardas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo", dice el adagio. Ojalá que de ganar Barack Obama la presidencia de Estados Unidos, haga un drástico cambio en su política exterior, en su sistema migratorio y su forma de ver a América Latina.
