Toda una aventura resultó la llegada a Alemania, ayer lunes, del retador panameño Anselmo "Chemito" Moreno y todo su equipo de trabajo.
Fueron 11 horas de viaje cruzando el Atlántico y hasta que volvimos a ver tierra a la llegada al majestuoso aeropuerto de Amsterdam, en Holanda.
Allí descansamos una hora para abordar otro avión, una hora más, hasta llegar a Dusseldorf, donde será la pelea ante Sidorenko el próximo 31 de mayo. Al llegar a Dusseldorf nos trasladamos a Oberhausen, una ciudad estilo colonial en la que nadie habla inglés, mucho menos español.
Bueno, ya instalados en el hotel, apreciamos lo bello y hermoso que es este país. Su anochecer, a eso de las 10:30, es lo más llamativo. En Oberhausen, la comida es muy buena, por cierto, y su centro comercial está rodeado de restaurantes y una peatonal al estilo de la capital panameña, pero con mejor modernismo.
Ahora, en el tema de boxeo, hay poco que decir. Ayer "Chemito" Moreno llegó algo cansado, luego de más de 12 horas de viaje. No trabajó en el gimnasio y salió solamente a caminar por la helada plaza que lleva a la catedral de Oberhausen, a dos cuadras del Hotel Residenz.
El panameño todavía no ha visto a su rival y no será hasta mañana cuando ambos se vean la cara en un entrenamiento público, programado para las 5:00 de la tarde de Alemania (10:00 a.m., en Panamá). Allí mismo será la rueda de prensa.
"Chemito" salió de Panamá en 119 libras el domingo y, ayer, después del largo viaje, andaba por las 122. El pleito es en 118 libras.
El ambiente para la pelea se ve frío, aunque uno que otro cartel en diversos centros comerciales anuncian el combate.
Oberhausen tiene un clima agradable, algo así como Boquete, en la provincia de Chiriquí.
Bueno, hoy nos despedimos con la gran satisfacción de estar acá, al otro lado, en el Viejo Continente, dándole cobertura a ustedes de todo lo que sucede previo al combate titular del próximo sábado en Dusseldorf.