Cuando hablamos del control de salud en el adulto mayor, lo hacemos pensando en prevenir la aparición de enfermedades, identificar y tratar lo antes posible a individuos asintomático con enfermedades preclínicas y así coordinar el mejor tratamiento posible, explicó la doctora Idia Harris.
Son pocos los adultos mayores que conservan el hábito del control sistemático de su salud. La idea central del chequeo periódico es lograr que cada persona envejezca exitosamente.
De esta manera, mediante un examen mental simple se puede detectar cuándo una pérdida de memoria puede constituir una enfermedad o es secundaria a la falta de ánimo.
Se solicitan exámenes de laboratorio para detectar enfermedades que aún no dan síntomas, como el mal funcionamiento de tiroides, alteraciones del colesterol y algunos cánceres que son más frecuentes al envejecer.
Se recomiendan algunas vacunas: todos los años la de antiinfluenza y cada 10 años la que previene la neumonía por neumococo.
Este control no sólo es importante para los pacientes, sino también para la familia, dado que todos deben aprender a ayudar en forma adecuada y prudente a sus padres o abuelos más cuando el envejecimiento va alterando su funcionalidad.
Por su parte, Harris manifiesta que el chequeo periódico del paciente mayor es un conjunto reglado y ordenado de procedimientos dirigidos por un especialista en geriatría que conoce los cambios fisiológicos y sicológicos que se producen y toma las decisiones adecuadas para evitar que el paso del tiempo deteriore la calidad de vida de las personas y de sus familias.
CHEQUEOS Y EXAMENES
La clave para minimizar o eliminar riesgos de enfermedades radica en la realización periódica de chequeos y exámenes de carácter preventivo. Sin embargo, estos chequeos van a depender de la constitución, la edad y los antecedentes del paciente, pues así como no hay organismos iguales no hay resultados médicos idénticos.
Según Harris, entre los chequeos generales están:
Perfil lípido: Comprende la práctica de exámenes que permitan determinar el grado de colesterol y triglicéridos. Este chequeo muestra cómo está funcionando la grasa de las arterias y detecta posibles alteraciones coronarias.
Glicemia: Examen que revela el nivel del azúcar en la sangre y advierte sobre una posible predisposición a la diabetes.
Uroanálisis: Es un examen de orina para detectar infecciones y sangre oculta en las vías urinarias, al igual que permite conocer el funcionamiento de los riñones y el estado de la próstata.
Hemograma: Evaluación que arroja resultados sobre la situación del sistema de defensas del organismo. Establece la existencia de infecciones bacterianas o virales y si el paciente padece de anemia o no.
Coprológico: Muestra la presencia de parásitos e infecciones intestinales, detecta sangre oculta en la materia fecal e indica si hay complicaciones cancerígenas en el colon.
Electrocardiograma: Revela el estado y funcionamiento del corazón. Descubre arritmias. Puede anticipar un infarto.
Tensión arterial: La mayoría de las personas que tienen la tensión arterial alta no tienen ningún síntoma. La única forma de saber si usted tiene la tensión arterial alta es ir a que un profesional de salud se la tome con un tensiómetro (un aparato para medir la presión). Los resultados se dan con dos números. El número más altos, que se llama tensión sistólica, representa la tensión cuando late el corazón. El número más bajo, que se llama tensión diastólica, muestra la tensión cuando el corazón descansa entre latidos.
En consecuencia, el mejor consejo para un adulto mayor de 40 años es que en vez de hacerse revisar por partes, opte por una revisión completa de sus órganos y funciones.