Cuando el "caballete" saltó al terreno en el octavo episodio, muchos se sorprendieron. En su recorrido olímpico Víctor Preciado lloraba y no se daba cuenta.
Fue como un recorrido de horas, por su mente desfilaron los más grandes momentos de una carrera llena de éxitos. Su memoria le transportaba y se veía saludando a una gran afición, siempre con su tradicional camiseta marcada, con el número 16.
"Allí va recorriendo las bases, el gran toletero Víctor Preciado, saludando a la afición, se va uno grande del Valle de La Luna", decía el narrador Abrahan Malof de la cadena RPC Radio. El domingo 8 de abril, cuando apenas la noche cubría con su manto el viejo Kenny Serracín, Preciado anunciaba su retiro de la pelota nacional, tras largos años de gloria, penas, alegrías y emociones.
"Llevaba un nudo en la garganta, no podía hablar, estaba dejando lo que más me gusta, pensaba en seguir jugando, pero no es fácil, me fui y el que llora cuando se retira no lo culpo", sostuvo.
VALIENTE... MUY VALIENTE
"Es duro, muy duro, tener que tomar la decisión de marcharte", explicó Preciado a Crítica. El chiricano deja lo que tanto ama, para dedicarse a sembrar peloteros de su talla, enmarcados en la disciplina, el honor, la franca competencia, el respeto al contrario, la atención a la prensa y el amor insuperable por un juego que apasiona.
"Quiero tener mi academia, crear peloteros que vayan a la escuela, que defiendan sus colores en el terreno, y lo más importante que dominen el fundamento del juego mismo", indicó.
A más de 300 kilómetros de distancia, unido a la redacción de Crítica por un teléfono celular, Preciado pensaba cada palabra y cada respuesta a las preguntas del periodista.
"Mira, la decisión del retiro fue muy difícil para mi, porque todos estos años, con Chiriquí y la selección nacional, tuve grandes momentos e inolvidables momentos", sostuvo. Preciado podría llegar a tener una academia de lujo en Boquerón, pues su talento mostrado en la pelota criolla es de los mejores y su docencia y manera de expresarse, son las de un profesor graduado en la universidad de la vida, con honores y notas sobresalientes en la teoría y la práctica.
SE PREPARA EL LANZADOR...
Del otro lado de la radio, un ferviente aficionado chiricano escuchaba el relato del partido: "Se prepara el lanzador, viene para plato, saca un batazo enorme, enormeeeee, por el jardín izquierdo, la pelota se va, se va... se va y se convierte en una mariposa y se vaaaaaa volando".
Preciado conectó muchos jonrones en su ilustre carrera. Desapareció la pelota a placer, pero uno que disfrutó, fue ante Los Santos, en la Serie Final de Campeonato, reviviendo las ilusiones de su equipo en el 2007.
"Me encantó, lo disfrute al máximo. Fue para traer de vuelta al equipo, sabía que la gente no daba nada por nosotros, en la regular me tenían en un segundo plano y gracias a Dios hice mi trabajo, con la voluntad, hasta el último día lo hice", agregó. "Y va llegando al plato, todo es alegría, sus compañeros le reciben y todos saltan", agregó el narrador.
EL INICIO...
Preciado jugó béisbol desde los siete años. A esa edad se colgaba su primera camisa de Chiriquí y entendía la gran responsabilidad. En sus primeros juegos se desempeñaba de receptor y más tarde lo hizo como inicialista y jardinero.
Con el tiempo fue escalando cada categoría, pasando por la juvenil, pelota profesional y con el equipo de sus amores.
Ahora, acabado el legado, Preciado quiere ser parte del cuerpo técnico de algún equipo en su provincia.
Preciado admira la dirigencia verag�ense que le da oportunidades a sus ex jugadores, para dirigir equipos, tal como ha ocurrido con Roberto Aizprúa, Plácido Soto y Marín Ledezma.
PESOS Y DIMENSIONES...
Preciado se desempeña como inspector de la Autoridad de Tránsito, especialmente en el departamento de pesos y dimensiones. Allí labora con la idea de sacar adelante su familia.
"A mi me gustaría ser instructor de béisbol del Instituto Nacional de Deportes", espero me den la oportunidad, porque sería un orgullo para mi ser parte de esa institución.
Preciado se retira de la pelota y deja un gran legado a la juventud. Su tamaño y fuerza intimidan, pero su personalidad, es la de un educador completo.
Y LOS LANZADORES...
Preciado tiene un renglón especial para los lanzadores en Panamá. Según el "slugger" el zurdo de Coclé Darío Agrazal y el santeño Roberto Hernández son los mejores que ha enfrentado en su carrera.
"Son inmensos, talentosos y serán recordados como aquellos lanzadores dominantes y que siempre me dieron problemas", sostuvo.
También destacó la labor de Bracy Randolph y Bienvenidos Cedeño, dando gracias a Dios que no tuvo que encararlos en los torneos nacionales.
RECORDADO A LOS GRANDES...
El "Gigante de Boquerón" recuerda a sus compañeros Luis Murillo, Virgilio Kaa, Irving Madriz y Alvaro Hernández que no tuvieron la oportunidad de dar la vuelta olímpica en señal de retiro.
"Agradezco a personas como Ricardo Ariel Gutiérrez y Salomón Dayan, especialistas en medicina deportiva, que me ayudaron a recuperarme de mis lesiones, por personas como ellos, el deporte crece cada día más", sostuvo. Del otro lado quedaba el profesor, el didacta, el hombre que sueña con enseñar a los pequeños a jugar béisbol... el mejor béisbol diría yo, el de respeto y profesionalismo.
�A-Preciado por todos!
�Viva el béisbol!
