Un rosario fue lo último que obsequió Roberto "Flaco Bala" Hernández. Desde una cama extendió sus brazos, esta vez no para lanzar, sino para dar lo más grande que puede legar un hombre: la fe.
Las manos del bateador Carlos "El Caballo" Lee fueron las privilegiadas en recibirlo. En la habitación 722 del Hospital Anderson Cancer Center, en Houston, Texas, se dio el último reencuentro entre los dos amigos y glorias del béisbol nacional.
"Flaco Bala" estaba ansioso por ver al grandes ligas; quería agradecer toda la ayuda que Lee le había brindado. Cuando vio entrar a Carlos, "se puso muy contento. �Hasta le cambió el rostro!", informó el diputado Carlos Afú. �l fue testigo del emocionante encuentro.
Era la tarde del jueves, a las 2:30, "Flaco Bala" le daba un apretón de manos a Lee. La palabra gracias se apoderó del vocabulario de Roberto. "Carlos aquí te voy a regalar algo para que te acuerdes de mí" y para sellar la gratitud, puso el rosario, -que le había bendecido el padre David Cosca- en las manos de Lee.
-"Tú eres un héroe, tú te vas a mejorar", trató de darle ánimo 'El Caballo', pero ambos no pudieron contener las lágrimas.
El momento de calidez humana que se daba en medio del frío característico de los hospitales fue interrumpido por una enfermera. Ella iba a realizar la limpieza de rutina. Allá, lejos del terruño patrio que los vio nacer, los dos beisbolistas se daban -sin saberlo, pero tal vez presintiéndolo- el último adiós. "El Caballo" tenía un juego a las 4:00 p.m., se retiró con el rosario y con el sentimiento de gratitud de su héroe y amigo.
Al día siguiente, viernes, "El Flaco Bala" estuvo mal desde temprano. Ya, para ese día, los 15 litros de oxígeno no eran suficiente para su agonizante cuerpo. Antes de las 11:30 de la noche le faltaba un aire más puro y tranquilo: el de la trascendencia... el de la eternidad...