El aumento del pasaje en un 21 por ciento en el transporte colectivo a nivel nacional, salvo los distritos de Panamá y San Miguelito, era una medida que merecía una mayor explicación a los usuarios en vez de sorprenderlos.
Nadie sabe si hubo alguna consulta pública a los afectados con esas tarifas, sobre todo en los sectores del interior, donde el ingreso familiar muchas veces es menor que el de los capitalinos.
Es cierto que los costos para los involucrados en el negocio del transporte público se han incrementado, pero la única opción no puede ser aumentarle de salida la tarifa a los usuarios.
Lo sucedido el viernes en el área de Panamá Este es un reflejo de lo sensitivo que es el tema del transporte público, por lo que el alza de la tarifa merecía un mejor estudio, consultas y no meterlo de tajo en un fin de semana.
Además la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT) se está ganando la fama de ser una entidad, que todo lo resuelve con aumentos y no mejora sus servicios. Ya no emite las licencias sino que lo hace una empresa privada, ahora los conductores tienen que resolver cuando se produce una colisión menor, se incrementa el costo de las boletas por infracciones y usted pocas veces observa a un inspector dirigiendo el tránsito.
Sin duda que es una realidad que el subsidio al diesel de los transportistas le cuesta al Estado cerca de 80 millones al año, pero insistimos que el alza del pasaje exigía un mejor análisis, porque traerá molestias en los usuarios.