Dormir ocho horas diarias es lo ideal, pero la vida agitada de la actualidad, en ciertas ocasiones, impide que esta ley de salud se cumpla.
Aspectos como el estrés, la carga laboral y las exigencias del día a día son algunas de las responsables de la falta de sueño, lo que se traduce en una baja productividad.
La disminución de sueño tiene relación directa con la concienciación de descanso de los trabajadores, aprovechar los feriados y los fines de semana para el esparcimiento es útil para aumentar productividad durante la semana. Además, hoy en día muchas empresas ponen en práctica recursos de descanso para los trabajadores, como por ejemplo, áreas para dormir la siesta, recreativas o de actividades físicas. Esos recursos despejan la mente de los trabajadores para que el sueño no perjudique la jornada laboral.