Domingo 14 de marzo de 1998

 








 

 

 


Las etnias panameñas y sus costumbres

Maritza Reyes
Crítica en Línea

Pese al contacto violento con los españoles hace ya siglos y el enlace racial con estas y otras culturas, las etnias panameñas han conservado celosamente sus costumbres y tradiciones.

Pero muchos han sido los obstáculos que han tenido que afrontar cuando intentan mantener su propia idiosincrasia, al tratar de traspasar su comunidad; igualmente sus luchas por lograr la demarcación de sus tierras, donde se han asentado por años, ha sido foco de luchas, que aún persisten.

Panamá, al igual que otros países de la región, ha sido trastocada por la influencia de una variedad de culturas: europeas, africanas, anglosajonas y asiáticas, entre otras, lo que le haya valido la denominación de "crisol de razas".

La cultura aborigen sufre con frecuencia el trato despectivo de sus propios coterráneos con expresiones como: cholos, indios, salvajes y otros calificativos discordantes.

¿Podemos asegurar que no hemos sufrido la influencia de otra cultura? Habría que rebuscar en el árbol genealógico, para afirmar lo contrario.

El último censo de población y vivienda de 1990 reveló que en Panamá habitan alrededor de 194 mil 264 aborígenes, dispersos en Chiriquí, Veraguas, Bocas del Toro, Darién y San Blas, de estas la comunidad Guaymí o Ngobe Buglé es la más poblada.

El Prof. Arysteides Turpana, de origen Kuna o Dule, dedicado al estudio de las etnias panameñas, infirió que el contenido de los textos que relatan las costumbres y tradiciones de los aborígenes panameños la han mistificado, porque la mantienen en un status quo y resulta que la sociedad ha evolucionado.

"Asegurar que somos una sociedad cerrada porque no nos mezclamos con otras razas es como hablar de un tema sin conocimiento previo", estimó Turpana, a la vez explicó que el contacto se da sobre todo con los grupos negroides aunque en un número estadístico minoritario.

Nos comenta que la comunidad indigenista por muchos años ha perdido hasta el derecho de elegir su nombre y es por ello que el linaje ha seguido rumbos diferentes por la variedad de apellidos que existen en una solo familia. "Fue un genocidio cultural, nos humillaron hasta dándonos nombres falsos", recalcó.

Según investigaciones realizadas por Turpana, en los años 20 la institución responsable de registrar los nacimientos vivos de los nacionales elegía el nombre de los aborígenes al azar y por ello es que en un mismo núcleo familiar el papá, la mamá, los tíos, abuelos y primos tienen apellidos diferentes como Arias, Morris, Fábrega y otros y no Kantule y Bibi, que son propios de las regiones indígenas.

Otra de las variaciones que registran los textos son los ritos de iniciación de una variedad de costumbres que encierra la verdadera cultura indígena, sostiene Turpana, aunque acepta que algunas ya poco se practican.

KUNAS O DULE

En Panamá y en una pequeña parte de la hermana Colombia habita un pueblo que se conoce comúnmente como Kuna, pero que en realidad deben ser llamados Dule.

El profesor Turpana aclara que el gentilicio Kuna en realidad es una expresión que designa a un idioma y no a un conjunto de individuos.

Los Dules habitan en la Comarca Kuna Yala o San Blas y es dirigida o presidida por el Sáhila. Fue declarada reserva indigenista en 1930 y su población es de 47,298, de acuerdo al último censo de población.

Según el Prof. Turpana, en esta etnia la mujer ocupa una posición preponderante en el espacio social y en los ritos de iniciación que explica a continuación:

IKO INNA

Se denomina también rito del vino de la aguja y rito de iniciación, en que las niñas de diez o más días de nacidas se le perfora el tabique nasal y el lóbulo de las orejas. En este ritual suelen estar los padres y otros familiares cercanos de los niños.

INNA SUIL

Es un rito especial en el que a diferencia del Iko inna la presencia de los padres de los infantes no es de carácter obligatorio. En este caso los niños de 10 años beben una chicha especial para este acto y se les realiza el primer corte de cabello.

SERKU IT

Durante cuatro días, las niñas que pasan a la pubertad o les llega el periodo menstrual son encerradas en un recinto llamado Súrba (una pequeña casa edificada para esta ocasión) y son bañadas constantemente.

EL SALTO DE LA AGUJA

Es la ceremonia del matrimonio que dura cuatro días, y se organiza con la complicidad de los padres de una pareja de jóvenes cuyas edades oscilan entre los 16 y 18 años.

El ritual de enlace se da durante la "mojiganga" (fiesta). Los padres dan la voz de alerta para iniciar el ritual: cuatro muchachos elegidos al azar buscan a la víctima, que desconoce la operación, lo sujetan por los brazos y las piernas y lo transportan a la casa de la novia, ambos son remecidos en una hamaca. El último día del ritual los novios pueden dormir juntos pero sin mantener relaciones sexuales. En este ritual los jóvenes están en libertad de acceder al compromiso o rechazarlo.

GUAYMIES O NGOBE BUGLE

Atanasio Carpintero Santos, de la comarca Buglé, asegura que la cultura Guaymí ha sido influenciada por la cultura campesina, ya que muchos jóvenes han olvidado el dialecto de esta etnia.

Para Santos, la denominación Guaymí no tiene otra connotación que la manera como los "latinos" los designan a ellos, cuando en realidad son grupos o familias culturales bien afines que se denominan como Gnobe Buglé- Ongawbe (grupo mayoritario) y los Bugles (conocidos por los primeros como Murires), por lo que aduce que el nombre Guaymí ha sido impuesto.

Este grupo habita en las tierras altas de Chiriquí, Veraguas y parte de Bocas del Toro, es uno de los grupos étnicos más numerosos, con más de 100 mil habitantes. Sus dialectos son el Sabanero y el Ngobere. Dependen de una economía insípida, se dedican a la pesca y a la cría de aves.

BALSERIA

Es una de las actividades sociales de mayor importancia de la etnia y uno de los pocos que existen. Muchos consideran que es una válvula de desahogo colectivo, en la que abunda la comida y presentaciones artísticas propias de la región. Es un juego eminentemente masculino y se le denomina Balsería porque se trata de golpear con la balsa al oponente, pero sin causarle daño alguno. La Balsería se realiza en agosto y octubre, en el sector atlántico, mientras que en el pacífico en febrero y abril.

CEREMONIA DEL UROTE O GURO MINDI

Es un rito secreto de un profundo sentido familiar, espiritual y moral, en la que sólo participan los hombres.

Para realizar este Guoro Mindi kiri, se requiere de un lugar cerrado, pues el mismo es secreto y esotérico que dura aproximadamente dos meses, con intervalos de descanso solo para los ancianos y no así para los que se inician por primera vez.

LOS EMBERA WUANEN O CHOCOS

Habitan desde hace muchos siglos en la provincia de Darién. Esta etnia está conformada por más de 17,000 habitantes, según el censo del 1990, y se compone de dos ramas: los Wuanan y Emberá. En 1983 fue establecida como reserva o comarca por el gobierno central, dividida en dos distritos: Cémaco y Zambú. Una de las características de estos indígenas es la pintura en todo el cuerpo por tintes vegetales originarios de la región. Sus mujeres sólo cubren sus cuerpos de la cintura para abajo y adornan sus piernas con diversas figuras de colores vivos. Su máxima autoridad es el cacique.

Con frecuencia se les suele llamar "Indios Chocoes", "indios darienitas" y "cholos".

El nombre Chocoes, según investigaciones, está vinculado a la zona departamental del Chocó colombiano, donde los españoles le adjudicaron este nombre por causa de la denominación de la región en que vivían.

Para algunos historiadores se trata de dos familias lingüísticas, culturales, definidas y distintas aunque parecidas fenotípicamente, por lo que los nombres verdaderos son: Emberá (grupo mayoritario), Uaunan (grupo minoritario). El censo de población y vivienda de 1990 registró unos 14,659 emberás y 2,605 uaunanes.

Cabe destacar que la vestimenta que utilizan estos indígenas es la misma utilizada en el siglo XVIII, cuya finalidad es cubrir únicamente las partes intimas.

EL JAIBANA O BENKAN

Uaunan designa al hombre medicina (benkan), mientras que el Emberá al Jaibana, ambos identifican a un hombre especial que habla o cura con el auxilio de los espíritus. Se dice que el Jaibana es una especie de shamán que juega un papel importante, aunque no determinante en la etnia, donde los hombres cubren sus partes pudendas con guayucos o taparrabos y las mujeres con una especie falda.

LOS TLORICOS - TERIBES

Habitan en la provincia de Bocas del Toro, en grupos reducidos denominados Teribes, aunque también se les conoce como Tloricos, y se distinguen por hablar la lengua naso. El Censo de población y vivienda señala que esta etnia es de solo 2,194 en 1990.

Este grupo étnico se caracteriza por poseer un núcleo de orden monogámico, uxorilocal, neolocal, endogámico, de familia nuclear en algunas regiones y extensas en otras.

A diferencia de otras etnias no existe un ritual impuesto por la tradición. En el caso del matrimonio el joven interesado por alguna muchacha la solicita en matrimonio y en otros casos los padres de la muchacha eligen el esposo de la hija, aunque no se excluyen los casos de unión consensual, es decir no media el consentimiento de los padres el si los novios se gustan.

Las jóvenes de esta etnia cuando tienen su primera menstruación son encerradas por ocho días en una casita, a un costado de la casa de los padres. La alimentación de la joven se basa en cogollo de palma pixvaé y plátano verde, se le suprime la carne y la sal. Transcurrido los días se construye un camino que la conduce al río más cercano donde es bañada constantemente. Al octavo día se le corta el cabello.

En resumen, los aborígenes panameños han alcanzado niveles de desarrollo e integración, sin menoscabar ni abandonar sus costumbres y tradiciones, lo cual los convierte en una genuina reserva de los orígenes de la nacionalidad panameña. En el plano social aún persisten limitaciones en servicios como la salud y la educación, que mantienen índices considerables de analfabetismo y desnutrición, pero estas etnias se resisten a desaparecer y mientras haya ese sentido de orgullo colectivo la subsistencia de nuestra nacionalidad está asegurada.

 

 

 


 

Según investigaciones realizadas por Turpana, en los años 20 la institución responsable de registrar los nacimientos vivos de los nacionales elegía el nombre de los aborígenes al azar y por ello es que en un mismo núcleo familiar el papá, la mamá, los tíos, abuelos y primos tienen apellidos diferentes como Arias, Morris, Fábrega y otros y no Kantule y Bibi, propios de las regiones indígenas.

 

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