Después de 51 días el cuerpo del niño Esteban Robinson, de 11 años, asesinado el 17 de diciembre, recibió cristiana sepultura.
Aproximadamente a las 8:30 a.m. de ayer, domingo, los restos mortales de Esteban fueron llevados en un ataúd forrado de satín verde hasta el gimnasio de Finca 13, en la comunidad de El Empalme, en Changuinola. Custodiado por decenas de compañeros de escuela, dirigentes, amigos, familiares y autoridades, el féretro fue subido en un auto pick up que lentamente guió al pueblo a pie unos tres km, hasta frente a las instalaciones del Ministerio Público en Changuinola.
A su paso se unieron otros y gritaron consignas como: "Viva Esteban", "Justicia", "Un pueblo indígena unido jamás será vencido", entre otras. También portaban pancartas con la foto del occiso.
Luego el viaje se extendió unos 12 kilómetros hasta el cementerio de Guabito, travesía completada en buses.
Diógenes Espinoza, dirigente de la juventud indígena, dijo que el asesinato de Esteban fue un mensaje dirigido a los indígenas que quieran reclamar sus tierras que por tradición les pertenece. Varias veces han sido amenazados y ahora se cumplió con esas amenazas. No dio nombres de quienes supuestamente los han amenazado.
Esteban Robinson recibió doce machetazos, uno le cercenó la mano izquierda, otro le sacó las vísceras.