A ORILLAS DEL RIO LA VILLA
La Huerta

Santos Herrera

Recién estrenado el año nuevo, que coincide con la finalización del período escolar, la mayoría de las familias del pueblo preparaban sus bártulos para mudarse a las huertas a orillas de los ríos. Días antes, el jefe de la casa había señalado fecha para el traslado. Ya tenía construida la enramada, limpio de malezas el patio, y se había percatado de que el caudal del río se encontraba bajo, y sus aguas claras por el cese de las lluvias. Muy de madrugada, una caravana de carretas con sus toldas de lona cerosa, su linterna encendida colocada al final de la lanza, parten del pueblo despertando a los pocos que se quedan, con sus ruidos característicos del traqueteo de las ruedas y la fricción que causan las mismas (que están revestidas con un círculo de hierro), al triturar piedras regadas en las calles. En este medio de transporte se cargan los catres, taburetes, el baúl, fardos de ropa, la jaula con el loro, la tinaja, otros trastos y gallinas colgadas en la parte posterior de la carreta. El jadeante perro aprovecha la sombra móvil de la carreta y siempre fiel, sigue a la familia. Más atrás mujeres y niños a caballo.

Por tomarle el trayecto hasta ocho horas, se ven forzados a un descanso, para alivio de los bueyes y de los viajeros, que a pesar de lo agobiante del camino, una sonrisa les ilumina el rostro al sólo pensar en las delicias y placeres que les prodiga la huerta.

La huerta es la acogedora sombra de los árboles frutales, que en gajos derraman sus sabores y olores. Es la refrescante zambullida y las tiradas desde el barranco al charco azul. Es el blanco bigote que de repente aparece en los rostros risueños de los niños, cuando toman la tibia espuma en el corral de ordeño. Es la palpitante inquietud de la novia, que ansiosa mira hacia elrecodo del río, en espera de la visita dominical de su amado. Es el agradable aroma de los mangos y nísperos que maduros caen sobre el techo de la enramada. Es la verde guaba que dentro de su estuche guarda bolas de algodón. Es la matanza de la vaca que es compartida enuna larga mesa por familiares y amigos. Es la noche plateada donde los abuelos inflan la imaginación de los niños con cuentos de tepesas, duendes y brujas. Es la silampa que en finas gotas de rocío se cuela entre los cogollos de la enramada, enfriando el poncho. Es el griterío mañanero y crepuscular de los loros que saludan y despiden el día. Es la sandía que en los meandros del río saludan con su roja sonrisa. Es el canto de los pájaros, la acrobacia de la ardilla mordiendo mangos maduros y el fugaz vuelo de la aliblanca. Es el cañaveral con sus birulíes, el trapiche en su molienda y la paila burbujeante de miel.

En resumen, la huerta es la manifestación más pura de los valores universales, como son el trabajo, la honradez, la verdad, el respeto, la responsabilidad, el amor y la unidad familiar. Ella representaba un bálsamo de paz en el cual se fortalecía el carácter y el espíritu de hombres, mujeres y niños.

 

 

 

 

 


 

AYER GRAFICO
Los Archivos Nacionales construido por el Dr. Porras


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, no cedo el puesto a ancianos ni embarazadas


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