Viernes 29 de enero de 1999

 








 

 


FAMILIA
Tratamiento para abuso de las drogas

Roberto L. DuPont Jr. M.D.

Supongamos, optimísticamente, que a medida que crecen nuevas tensiones y crisis la famila y el usuario deciden, sin importar lo doloroso que sea, regresar al tratamiento por segunda vez. En esta ocasión la familia lo intentará con más ahínco, especialmente el usuario mismo. El sacrificio y las dificultades son mayores. Aun cuando sea capaz de pensarlo debe enfrentar el largo y desalentador proceso de reestablecer una nueva existencia, libre de drogas, y aprender a manejar sentimientos como la angustia y la depresión. En el pasado fue capaz de evitar estos enfrentamientos flotando en la exaltación de la droga. Ahora, con el apoyo del personal y otros pacientes del programa, los manejará con honestidad y realismo. Deben encarar relaciones distorsionadas por la decepción y la explotación, incluyendo el reconocer lo bajo que cayó, basada en la capacidad de manejar eo dolor y la frustración sin huir, esforzarse por resolver los problemas en lugar de evadirlos y reconocer las obligaciones que tiene en la escuela, el trabajo, la familia y la comunidad. Esta es una tarea difícil y rara vez se cumple con rapidez o por completo; sin embargo, debe ser el objetivo.

La familia del individuo adicto también tiene una serie de tareas igualmente arduas. No sólo debe encarar el tormento del daño causado por el usuario, sino que debe evaluar críticamente las fuentes de tribulaciones inherentes al funcionamiento de la familia antes de que comenzara la drogadicción. Así, debe diseñar un plan para enmendar las rupturas en la estructura familiar, al mismo tiempo que impone límites realistas para detener el consumo de droga y ayudar al usuario a resolver su adicción. Se debe hacer lo que sea para lograr que viva libre de drogas, pero al mismo tiempo deben hacerle saber que el resultado depende de él. Si se ha estado protegiendo al adicto y dándole cosas queno debían, ahora deben tener el valor de acabar con ello. Si el adicto y su familia no no tendrán una vida famliar digna. Si alguien más, un hermano, esposa o pariente es adicto, la familia debe poner los pies en la tierra e insistir en que esa persona se comporte o se vaya. Un adicto en recuperación que deja el tratamiento y regresa a casa, donde hay otro pariente sin resolver su problema, casi está condenado a recaer.

Este panorama del tratamiento pude parecer negativo y doloroso, porque con frecuencia sí lo es. Pero si se quiere que funcione, es algo más que eso. El tratamiento significa construir nuevos valores y nuevas habilidades. Significa divertirse y crecer de manera positiva y constructiva. Por ejemplo, muchas personas en recuperación descubren, como parte de su tratamiento, los placeres positivos de hacer ejercicio regularmente, de una dieta saludable y la alegría de las relaciones humanas cálidas y afectuosas. A medida que aprenden a pensar menos en sí mismos, descubren más los placeres de una vida saludable y dedicada a los demás. Paradójicamente, a veces esto significa no presionar o exigir una gratificación rápida, sino tener un enfoque más relajado y paciente de la vida, los sentimientos y las relaciones. Esta es una de las razones por las que AA usa la frase: "No te apresures".

El núcleo del tratamiento profesional está "estructurado". A diferencia de los programas de salud mental, pero similar a la tradición de AA, la mayoría de los programas exitosos tienen estructuras específicas o etapas. Esto surge por hacer comprendido el síndrome y las necesidades de los adictos. Muchos programas tienen manuales escritos para los pacientes y sus familias. Estas etapas están estructuradas; deben detallarse muy bien, especialmente en lo que concierne a la reconstrucción de valores, normalmente los valores tradicionales de amor y trabajo y de la vida familiar, lo que significa reestablecer la comunicación y el trabajo de equipo.

 

 

 

 



 

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