MENSAJE
La necesidad de la voz humana
- Hermano Pablo
- Costa Mesa, California
Nadie sabe qué sufriminto,
qué agonía, qué dolor está embargado el corazón
del que sufre en silencio.
Las sombras de dolor se fueron acumulando sobre Raquel Holloway. El cielo
se le había venido encima. La persona en quien ella más confiaba,
su pro-
pio esposo, acababa de anunciarle que él tenía otro amor.
A Raquel no le quedaba razón para vivir.
Cerca de ell tenía dos objetos: un revólver y un teléfono.
Ella no sabe cómo cayó en sus manos una tarjeta con el número
de teléfono para llamar cuando se está deprimido. Raquel llamó
al número. pero en lugar de escuchar una voz en vivo, cálida,
íntima, amiga, escuchó una desabrida voz grabada en una cinta.
Su depresión se le hizo más profumda, y ahí mismo la
pobre muchaha, de 27 años de edad, se suicidó.
Todos, especialmente en ciertas circunstancias de la vida, necesitamos
el cálido acento personal de una voz amiga, el toque añoroso
de una mano que prodiga afecto. Las palabras en una cinta grabada pueden
ser muy bonitas, pero por bien preparadas que estén, en situaciones
como la de Raquel, son frías, impersonales, mecánicas y sin
vida.
Podrá conformarse una esposa con una palabra que le deje el esposo
mientras él está de parranda? Podrá estar contenta
una madre con la voz grabada, fría y mecánica, de un hijo
que nunca la visita?
El añor mecánico no es amor. Todos deseamos un amor que
sea personal, cercano, palpable tangible, íntimo. Las manos, los
brazos, los labios, tienen una función importante en la expresión
de amor.
Cristo sabe amar porque El comprende el valor del cariño porque
fue menospreciado. Nadie que se acerca a Crieto con un corazón quebrantado
encontrará jamás en El indiferencia. Al contrario, como El
sabe lo que es el dolor, se compadece del que sufre.
Cristo es muy personal, sensible y cercano. El no es una cinta grabada
sino un Amigo que desea vivir dentro de nosotros. No hay, ni puede haber,
otro como el Señor Jesucristo. Confiémosle nuestro problema.
Entreguémosle nuestra angustia. Abrámosle nuestro corazoón.
El será nuestro amigo.


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