"Busco un padre, y una madre, que me quieran como si fuera su hijo... No soy huérfano, pero me tratan como si lo fuera, porque por ser hijo único, no tengo con quien hablar, ni jugar, y todo me lo prohíben, ¡hasta tener amigos!
No soy huérfano, pero mi papá, ni mi mamá, que trabajan, se interesan en mis estudios, dejándome solo sin su ayuda ni apoyo, pero me exigen buenas notas, so pena de llevarme un tremendo "cocotazo" (y a veces algo más que eso).
No soy huérfano, pero me siento tan solo, porque hasta los huérfanos tienen la compañía de otros huérfanos con quienes conversar, jugar y reír.
No soy huérfano, pero mi mundo está conformado básicamente por calificaciones, que deben estar por encima de un 4.5, porque, si no viene la "zurra" (y ustedes saben con qué).
Pues bien... a partir del pasado Día del Niño, dejé de ser un huérfano solitario, porque me fugué de la mía a la casa de mi compañero de clases, Xavier, ya que allí, además de estudiar y hacer otras cosas para ayudar a sus papás, me cuenta Xavier que también se divierten... van al parque, de paseo, a la playa, al museo, al cine, y a muchas otras partes. Xavier y yo vamos a ser buenos amigos, porque él tiene lo que no tengo, o sea, felicidad, y yo puedo compartir con él eso que él no conoce, o sea, mi soledad. Así que, con el cariño, el amor y el afecto que voy a recibir de Xavier y de sus padres, sé que voy a dejar de ser ese niño huérfano de padres vivos. Adiós papá, adiós mamá, les quiero, se despide, su ex huerfanito, Tito...".
Eso que acabo de relatar, amigos lectores, es la inspiración que me vino después de haber leído la reflexión escrita en un trozo de papel que me agaché a recoger en la peatonal, que dice: "...No debemos preguntar por qué los niños pobres fracasan en la escuela, sino por qué la escuela fracasa en los niños pobres..."
Y como de la escuela y de los niños estamos haciendo referencia, lógico es que también abordemos a los educadores y su profesión. En tal sentido, Ortega y Gasset nos dice: "...Siempre que enseñamos, enseñemos también a dudar de lo que enseñamos...", lo cual me dice que el individuo - el estudiante - debe ser crítico, es decir, convertirse en un preguntón, si es que quiere entender y/o comprender eso que le están enseñando.
Sean pues, señores educadores, digo yo, no sólo pedagogos de profesión, sino también padres para los tantos huérfanos que, como Tito, están sedientos del amor y el cariño de sus verdaderos padres biológicos. ¡Au Revoir! |