A nadie le gusta pagar impuesto y los panameños no somos la excepción. Pero, todo parece indicar que el gobierno concentrará gran parte de sus esfuerzos en combatir la evasión. Un flagelo que está muy relacionado con las reformas a la Caja de Seguro Social y al actual sistema tributario.
Se estima que la tasa promedio de evasión de los impuestos en América Latina, es cercano al 40 por ciento del total recaudado. El doble de la tasa calificada por los técnicos como razonable.
Pero, al problema de la evasión, hay que agregar el incremento de los índices de morosidad. De aquí que muchas personas, plantean que la eficiente fiscalización, resulta la mejor forma de recaudar fondos sin tener que subir las tasa impositivas. No obstante, experiencias vividas en otros países, advierten que hay que evitar que los costos de fiscalización, sean mayores a lo que se gana reduciendo la evasión.
En América Latina, la preocupación por la evasión de los impuestos se da en la década de los 80 cuando el gasto público de los países, se enfrentaba a la presión del servicio de la deuda externa y de los altos niveles de inflación. Fueron hechos que permiten comprender el fenómeno, sin embargo, lo que no se puede aceptar es que hoy día sea la impunidad, la razón que provoca la evasión.
La preocupación por disminuir la evasión, se acrecienta en épocas de crisis. En la Caja de Seguro Social, por ejemplo, se resaltó hace un par de años atrás el asunto, con las publicitadas inspecciones a las construcciones de edificios, cuando se iniciaron los anuncios públicos de los déficits en sus programas de pensión y de salud.
Tanto los contribuyentes, como los que de pagan las cuotas obrero-patronal de la Caja, deben sentir que asumen un gran riesgo no hacerlo. La Asamblea de Diputados deberá establecer clara y fuertemente, las penas por esta perjudicial costumbre.