De plano entraron al listado y desafortunado grupo de los desempleados unos 28 mil estudiantes de escuelas oficiales y particulares que se graduaron en la promoción 2006 de secundaria.
Decimos de plazo porque una gran cantidad no continuará sus estudios universitarios y los que ingresen se ven en la necesidad de buscar una actividad para sufragarse sus gastos.
La cifra es alentadora cuando se informa que este año se incrementó el número de graduandos a 2 mil, pero cuál es la ventaja, si no hay posiciones para que nuestros pela'os inicien como ayudantes en algunas empresas.
Panamá es un país de contrastes irónicos, tal como esas lluvias locas donde de un lado de la calle llueve y del otro no. Nuestro sistema social nos permite ver diferencias que están a sólo centímetros de distancia. Por un lado, la ciudad se desarrolla, pero por el otro lado está la pobreza en todo su esplendor.
Así, al igual que el país, se encuentra nuestra educación. Contamos con un sistema deficiente que prepara a jóvenes en tiempo récord de 170 días, sin contar los paros y los tiempos perdidos por no contar con planes reales para el aprendizaje.
Sobre este materia, se supone que ya se trabaja para remediar el tema de los días de clases al año. Se dice que serán 210, pero no basta con que sean 300 ó 400, lo que importa es el interés de todos los involucrados en dar lo mejor de sí para sacar a flote a nuestro Panamá que espera más de todos y cada uno de nosotros.