Sin duda alguna, el año 2006 ha traído tremendos retos a Panamá, sobre todo por las tremendas pruebas que vivimos como la huelga docente, los bloqueos de calles por los jubilados, el envenenamiento masivo con medicinas y el desastre del autobús que se incendió en La Cresta.
Que hablar de las graves inundaciones que azotaron a Panamá Oeste, Coclé y Colón al final del año, además de la creciente ola de delincuencia que no toma descanso, ni siquiera durante la Navidad.
Pero no hay que ser adivino para observar con luces largas que con la llegada del año 2007 habrá un nuevo comienzo para Panamá. La bonanza y la posibilidad de dejar atrás la crisis económica puede ser una realidad.
La reciente aprobación de la ampliación del canal interoceánico y la inversión de más de 10, 000 millones de balboas en proyectos relacionados, pueden colocar pronto al Istmo entre los países más desarrollados de la región.
Los megaproyectos como el saneamiento de la Bahía, el nuevo sistema de transporte público capitalino, el nuevo puerto de Farfán, los rascacielos de Avenida Balboa, además de la construcción de la segunda fase de la Autopista Panamá - Colón, serán impulsadores del desarrollo y generadores de empleos futuros.
Sin embargo, es vital que la sociedad panameña experimente cambios en su proceso educativo, en la actitud de las autoridades, en la forma de cómo administramos el Estado.
La modernización del país no es solamente ensanchando canales entre océanos, construyendo edificios que lleguen hasta las nubes. Es imperante trazar un plan de desarrollo nacional para cambiar del todo a la nación y dirigirla hacia la senda del progreso.
Por ello, con el inicio del nuevo año 2007 es necesario visualizar metas y reformar prioridades. Dejemos atrás el oscuro pasado de las tragedias.
No olvidemos a nuestros hermanos que perecieron en ellas, pero pensemos en las mismas cuando nos esforcemos en perfeccionar el país que tenemos.
Hagamos resoluciones y busquemos llegar a una meta: la de transformar al Istmo en una mejor nación, con ciudadanos que amen a su patria y trabajen por forjar una nueva imagen.
Los panameños tenemos la habilidad de ir superando las adversidades que se nos imponen en el camino. Así como con las caídas que hace el niño cuando comienza a pararse en sus pequeños pies, nuestro país debe aprender con duras pruebas la realidad de la convivencia y la transformación hacia un Estado desarrollado.
A todos nuestros amigos y lectores, Felices Fiestas y Próspero Año 2007. Sigamos adelante...
