EDITORIAL
¿Nochebuena en Panamá?
Jesús de Nazaret, a pesar de la manipulación comercial de los estadounidenses en estas fechas, es hoy el centro de los acontecimientos. No es Santa Claus ni los renos ni el trineo ni ningún otro de los fetiches de la mitología gringa: es por Jesús, y por nada más, que las copas se alzan esta noche.
La alegría, al menos como la entendemos los panameños, inundará muchos de los hogares en este país de contradicciones. Habrá a quienes se le aneguen los ojos al recordar algún ser querido que esté ausente, y quien tal vez no volverá jamás. Otros no permitirán tristezas en sus corazones y celebrarán sin pausas. Estarán los solitarios, los amargados, los pesimistas y los agresivos. También los díscolos, los dipsómanos, los bullangueros y los piadosos: todos se detendrán un momento -a las doce medianoche, hora local- para pensar en su vida pasada, presente y futura, y meditar un poco sobre Jesús y su nacimiento como niño pobre.
Pero habrá otros que no tendrán ningún motivo para estar alegres. Por ejemplo, los treinta y cuatro mil nuevos desempleados: ellos no celebrarán. Aquellos familiares de los más de 383 muertos por accidentes de tránsito este año, tampoco. No habrá celebración en la casa de los cientos de niños que desertaron de las escuelas, ni en la de los campesinos que perdieron sus cosechas y no han tenido qué comer en 12 meses. Para quienes el 2001 ha sido un año terrible no hay razón para festejar: en esas casas esta noche habrá silencio.
Es irónico que el cumpleaños de Jesús, quien vino pregonando la igualdad y la justicia entre los hombres, se empañe porque precisamente algunos hombres se empeñen en obras que separan a la humanidad, y la sumen en la injusticia.
Algo de eso puede decirse de los miles de comercios que este año alteraron irracionalmente los precios, falsificaron pesos, manipularon el mercado y traficaron influencias para evadir sus responsabilidades fiscales y de competencia. Lo mismo ocurrió con los políticos que detuvieron la rueda de la democracia, para que girara únicamente en su beneficio personal, en perjuicio de las grandes mayorías.
Los padres que abusaron de sus hijos y de las madres; los dirigentes sindicales que embaucaron a sus compañeros; los buseros, los policías corruptos, el hampa: toda esa gente evitó con sus actos este año que la felicidad sea para todos los hogares, sin excepción.
Pero la fecha impide dejar de creer en días mejores, y que es posible un final feliz de esta aventura loca llamada historia de la humanidad. Jesús dijo que se puede sonreír a pesar de todo, y que tiempos plenos de felicidad están por venir. Esperamos que así sea.
PUNTO CRITICO |
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