"Dime qué tienes y te diré de que careces", reza un viejo refrán. No falta quien vocifere a los cuatro vientos sus cualidades "plus ultra" y en ocasiones con actitudes pedantes para los ojos de los demás. A veces no son ni modestos diciendo su última adquisición y haciendo ver a los demás que en su casa todo es perfecto; que sus hijos son lo mejor del círculo; que su esposo o esposa lo colma de detalles; que en su hogar, su pareja lo tiene todo a su disposición; que va a comer donde se le antoje...en fin, una lista interminable de perfección. Y todo ello en tono jactancioso. Estas personas aprovechan sobre todo la hora de almuerzo en sus trabajos; o un momento cuando acapara a la vecina o al vecino; o al conocido que se encontró en la calle.
Estas personas son lo mejor de lo mejor (según ellas) sin embargo, están en el mismo sitio de aquellos a quienes hace ver que es superior.
Lo que esas personas desconocen o se hacen los desentendidos, es que la verdadera superioridad existe en el alma, pero con humildad. Deberá ser difícil para esas personas dejar de vociferar a los cuatro vientos, pero se empieza por el principio, poco a poco. Es mejor callar y demostrar, que hablar por hablar. Las acciones hablarán por sí solas. |