Navidad es tiempo de amor, paz y perdón. Pero muchos nos perdemos en los "jojojo’s" y envolturas de regalo, dejando de lado el verdadero significado de esta fecha. El 25 de diciembre es el natalicio de nuestro Salvador.
Dice la historia que fue San Francisco de Asís, fundador de la Orden Franciscana, el iniciador de los nacimientos entre los años 1220 y 1226.
Siendo Apóstol, recorría la campiña cercana a Rieti, Italia, en el invierno de 1223. La Navidad de ese año lo sorprendió en el pueblo de Greccio, Italia, y fue allí donde se le ocurrió la idea de reproducir en vivo el Nacimiento de Jesucristo.
Construyó una casita de paja a modo de portal, puso un pesebre en su interior, trajo un buey y un burro de los vecinos del lugar e invitó a un pequeño grupo de personas a reproducir la escena de la adoración de los pastores.
La idea de reproducir el nacimiento se popularizó rápidamente en todo el mundo cristiano y se pasó al uso de figuras.
La presencia del nacimiento en nuestro hogar es muy importante, pues además de representar la natividad del niño Dios, también simboliza una nueva vida que llegará a nosotros, un cambio que nos brinda la oportunidad de "volver a nacer" en amor y sabiduría.
No es necesario escoger el nacimiento más costoso o el más bello, sólo tenemos que recordar su significado para saber que, como sea y del material que sea, su valor será puesto por nosotros.
