Usando rojo, el color de la sangre, Eneida Camarena recurre a la pintura como vehículo para despertar "la conciencia acerca del tema de la vida e ilustrar a través de la ventana del arte el verdadero rostro del aborto".
Sus cuadros Hablan claro, gritan, quieren estremecer la conciencia de la sociedad que a veces hace como el avestruz ante problemas que la impactan y lesionan, como lo es el aborto.
La suya es una débil voz, comenta, pero una voz en la que tiene fe.
Los pintores que más admira son Frida Kahlo, Francisco Goya (cuyas obras terroríficas y escenas mitológicas apelan a ella) y el panameño Alfredo Sinclair.