Escógelas maduras:
Si han conseguido un buen grado de maduración, las uvas blancas tenderán a ser amarillentas según la calidad, mientras que las moradas deben tener un color muy oscuro.
Bien frescas:
Revisa que estén completas, duras y bien pegadas al racimo, éste debe ser verde y flexible. Otra prueba de que están frescas es la presencia de una ligera capa blanca llamada "escarcha", que es una cera protectora natural.
¿Cómo conservarlas?
Lávalas antes de consumirlas, elimina de inmediato las piezas maltratadas o marchitas. No conserves los racimos en el refrigerador uno encima de otro, sino distanciados y distribuidos sobre un molde forrado con servilletas de papel absorbentes.
Para preparar un postre:
Las uvas no pueden faltar en una macedonia o coctel de frutas o en tartas dulces.
Y en lo salado:
Inclúyelas en guisos con carne de cerdo o pollo, pero debes añadirlas casi al final de la cocción.
¿Una idea?
Prepara originales brochetas de uvas con salchichas tipo coctel.