En el afán de colaborar con José Morales en su titánica labor de "RESCATAR DEL OLVIDO" a los artistas panameños que destacaron y, que no se les recuerda, encontramos en la obra de Ángel Revilla Argüeso "Cultura Hispanoamericana en el Istmo de Panamá" datos sobre el ciudadano panameño Jaime Saavedra (cuyo nombre artístico es Jaime de Saavedra).
Así nos enteramos de que este artista, aparte de pintor, era literato, caricaturista, actor de cine y, en general, un formidable e ingenioso creador. Jaime es el autor de los logotipos de la Caja del Seguro Social y del primer logo (la guaca) del Canal 4 de T.V.
Ganó en 1949 el Primer puesto en concurso de carteles para los Carnavales y en 1950 ganó para elaborar carteles sobre los Censos e hizo la serie el "Día del Censo".
Como artista de cine, actuó en las películas El Cid, Rey de Reyes, 55 días de Pekín, El Cañón (que en realidad se llamó "Orgullo y Pasión") película en la que alternó con Gary Grant. También trabajó en el cine con Frank Sinatra y con Sophia Loren.
Dejó más de ciento veinte obras y más de diez murales entre Panamá y España. Agradecemos por la copiosa información que nos suministró la señora Briseida María Saavedra, escritora y hermana del artista, ya que sin su colaboración hubiera sido imposible elaborar este trabajo.
Es para quien suscribe, un verdadero honor presentar a esta gloria panameña que murió muy joven confirmando así aquello, de que "Los elegidos de los dioses mueren jóvenes".
TOTY SUAREZ: EL LIRISMO DE JAIME DE SAAVEDRA.
Esta publicación fue tomada de El FARO, febrero de 1965, página. 32 - 33-. Por: Ángel Revilla- Argüeso.
El gusto sensitivo se ensancha cuando uno vuelve a pasar y repasar las pinturas de Jaime de Saavedra. No busca síntoma de algo. Sencillamente camina por su mundo pictórico bastándole su propia retina. Mira para ver, cosa muy difícil a otros pintores que no ven lo cierto. No sabe, no quiere saber de "nueva figuración" ni de abstracciones.
Tampoco quiere transmutaciones aproximadas. Trabaja con la yuxtaposición de formas perfectamente conocidas.
Son sus dibujos inmanencias y frescura de barrocos y requiebros de colores plenos. Cada artista tiene su estrella en la soledad. Unos dan con ella, otros, no, Saavedra ha sabido encontrarla: es ese viento de ternura, de decantación, de poso que hay en sus emplastes. Y es que su vibración espiritual logró desarrollarse plenamente, Así, sus criaturas están llenas de esperanza y abroqueladas para el tiempo posterior. Porque le gustan las cosas sencillas, porque parte de un concentrado lirismo, vibra su mundo intensamente, aunque a veces tenga que llegar a la rebuscada delicadeza del último rasgo.
Y si hablamos de lirismo, es porque a Jaime, enamorado de las letras, le brota esa literatura en sus obras: el lirismo y la humildad en torno a lo sutil de la vida.
Sus cuadros son la geometría eternizada a través del diseño en combinación con el colorido. Un dibujo que tiende a despegarse del lienzo y hacerse realidad. Pero tras esa ternura innata del trópico, tras ese lirismo del poeta, sale también la melancolía del "artista plástico español", de ese artista del que Ortega y Gasset definió como "el luchador empecinado de la materia".
No en vano ha pasado sus quince años en la Península. Y en la conjunción del páramo polvoriento y ascético, españoles con la esencia asimétrica del trópico radica su ser. Continuamos el próximo domingo recordando al pintor Jaime de Saavedra.