En medio del alboroto de la huelga de los médicos, el alza de los precios de la gasolina y artículos de primera necesidad, tal vez la noticia no tuvo el impacto que se esperaba.Se refería al llamamiento a juicio que había pedido una autoridad de investigación, contra un ex oficial de las Fuerzas de Defensa.
Lo hacían responsable de la muerte violenta de Belisario Gantes, uno de los héroes que tuvo este país en la lucha contra la dictadura militar.
Sería el segundo alto oficial que irá a los tribunales por la desaparición de más de ciento diez panameños, en los primeros años de la dictadura que tanto daño le hizo a Panamá.
El otro oficial falleció mientras se realizaban los trámites de su juicio. Nunca se podrá saber si la justicia lo hubiera condenado....
En Panamá los juicios contra militares abusadores no son comunes. Es más, algunos altos magistrados de la Corte Suprema de Justicia, están con la idea de que esos delitos "prescribieron".
O sea, que por haberse cometido hace más de treinta años ya no pueden juzgarse...
Sin embargo, hay disposiciones mundiales que indican que los llamados "crímenes contra la Humanidad" no prescriben. Y Panamá ha firmado documentos respaldando este planteamiento.
En Chile y Argentina se está persiguiendo a los ex militares quienes cometieron fechorías durante los gobiernos dictatoriales.
Allí no hay excusas como la prescripción. Mucho menos esos que por su edad pueden hacer lo que les de la gana... y no pisan una cárcel.
Varios altos oficiales e incluso ex presidentes, están detenidos en sus residencias o cuarteles, luego de ser condenados por violar los Derechos Humanos de sus pueblos.
Recuerdo hace días las tensiones que vivió el país con sólo pensar que el ex dictador Manuel A. Noriega A. iba a llegar a Panamá.
¿Imagínense ustedes que sean detenidos decenas de antiguos prepotentes militarotes que en el poder mataron, torturaron, violaron y robaron?
He dicho muchas veces que en este asunto "está prohibido olvidar". Las heridas están abiertas y una manera de cerrarlas es castigar a los culpables... y saber qué sucedió, por más horripilante que se la verdad.
Como me dijeron algunos deudos de desaparecidos, lo "más doloroso es no tener una tumba donde llevarles flores".
Añado que vivir sabiendo que sus asesinos andan sueltos, también causa dolor y un sentimiento de que ¡vivimos en una Democracia incompleta!