Recordando la violación a la autonomía universitaria

Domayko Olivares P.
Crítica en Línea
Las protestas eran las más enérgicas de ese año y paralizaron totalmente el flujo vehicular en las principales avenidas del país. Fue un día “caliente”, se podía sentir la tensión en el ambiente. La razón era la posible privatización del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN) y la ley que crearon los días puente, impulsadas por el pasado gobierno del exmandatario Ernesto Pérez Balladares, generando una serie de protestas simultáneas en Panamá, Colón, Veraguas y en Arraiján. Aquel miércoles 9 de diciembre de 1998, fue un día que pocas personas olvidarán, sobre todo los que presenciaron por segunda vez, en 30 años, cómo las fuerzas armadas violaban la autonomía de la Universidad de Panamá, irrumpiendo dentro de sus instalaciones. En los predios de la Universidad de Panamá, grupos universitarios, como el FER 29 y PAT, estudiantes apolíticos y alumnos del Artes y Oficios cerraron la vía Transístmica. Mientras que estudiantes del Instituto Nacional también bloquearon la Avenida de los Mártires, desde horas de la mañana y cerraron calles. Lo que caracterizó aquella protesta fue que en la misma participaban, en su mayoría, jóvenes sin ningún vínculo con los tradicionales grupos activistas universitarios y estudiantiles. Se incendiaron llantas, basureros y se intentaba repeler la presencia de los antimotines con piedras, palos y bombas molotov. Los uniformados respondieron con disparos de balas de goma y bombas lacrimógenas. Pasado el mediodía la situación se tornó más “candente” y se recrudecieron los enfrentamientos entre estudiantes y antimotines. Las clases en la Universidad se suspendieron y algunos estudiantes comenzaron a abandonar el Campus, algunos para ir a otro lugar más seguro y otros para unirse a la acalorada protesta callejera, mientras en las distintas arterias de la ciudad ya se formaban los descomunales tranques. Pasadas las 2 de la tarde se observaba una cantidad plural de antimotines replegados por la entrada de Viejo Veranillo y en los alrededores de la Universidad de Panamá, quienes utilizaban gran cantidad de gases lacrimógenos para tratar de controlar la manifestación. Minutos después, el rector de la U.P., Gustavo García de Paredes, se apersonó a la parada de buses de la Universidad, donde se encontraban los manifestantes y periodistas para tratar de bajar los ánimos. Sorpresivamente un comando de antimotines al mando del subcomisionado Luis Gordón, penetró violentamente por varios puntos a la Universidad, provocando un gran disturbio donde los policías agredieron prácticamente todo lo que se atravesara en su camino, incluyendo periodistas, estudiantes, mujeres e incluso el Rector, quien producto de la horda, cayó de rodillas al piso. Cabe destacar que horas antes de irrumpir en la Universidad, los antimotines ya habían desarrollado una operación similar en el Instituto Nacional, saltando los muros y forzando las puertas del Nido de Aguilas, ingresando al colegio para lanzar bombas lacrimógenas y arrestar a 38 alumnos, a quienes golpearon y esposaron. Según algunos testigos, los antimotines no permitieron a los periodistas gráficos tomar fotos e incluso amedrentaron y golpearon a algunos comunicadores como al periodista de Crítica Libre, Marcel Chéry; Justino González de TVN Canal 2 y una corresponsal de Associated Press. “No podíamos ver quién pegaba, sólo nos quedaba cubrirnos y ser empujados por los antimotines”, comentó uno de los presentes en los hechos. “Incluso entraron a los baños de las mujeres, donde las sacaban haladas de los cabellos”, recordó otro de los universitarios entrevistados. Esa tarde la Policía arrestó a 75 estudiantes. El vicerrector Rolando Murgas tras los hechos suscitados aseguró que el despacho de García de Paredes fue el único lugar en el que no se lanzaron gases lacrimógenos, pero en la recepción de la Rectoría se "estacionaron" en forma amenazante los antimotines. Un hecho como éste sólo se había registrado hacia 30 años, en ocasión del golpe de Estado que lideró el general Omar Torrijos, cuando los uniformados tomaron por asalto a la Universidad. Según Murgas, todo fue una violación injustificada de la autonomía y una agresión sin nombre. Finalmente en horas de la noche por disposición del ex mandatario Ernesto Pérez Balladares y la entonces ministra de Gobierno, Mariela Sagel, fueron puestos en libertad los universitarios e institutores detenidos. El hecho fue fuertemente repudiado por los medios de comunicación, organizaciones de los derechos humanos, la Defensoría del Pueblo, la población universitaria y la comunidad en general. Tras la repudiada acción en contra de la autonomía de la Universidad de Panamá, se generaron polémicas en torno a quién había dado la orden, saliendo a relucir el entonces gobernador de Panamá, Eduardo Herrera como el autor intelectual y posteriormente fue acusado por las autoridades de la Universidad. Sin embargo, fue indultado en el mes de agosto de este año por el entonces presidente de la República, Pérez Balladares. En tanto, Herrera y el comisionado Luis Gordón, quien dirigió personalmente la operación, fueron declarados “non grato” en la universidad. El defensor del pueblo, Italo Antinori, en un comunicado enviado a los medios, indicó que la violación de la autonomía universitaria por parte de la Policía Nacional es censurable y lamentable, por lo que es necesario reflexionar y comprometernos a no repetir acciones “tan contraproducentes” y negativas para nuestro país. Esa violación e irrespeto a nuestra Universidad, nos motiva a recordar la fecha para exigir que jamás se le ocurra a la Policía Nacional, organismos de seguridad o funcionario ordenar y/o ejecutar una acción semejante, sentenció Antinori.
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Esa violación e irrespeto a nuestra Universidad, nos motiva a recordar la fecha para exigir que jamás se le ocurra a la Policía Nacional, organismos de seguridad o funcionario ordenar y/o ejecutar una acción semejante, sentenció Antinori.

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