El gobierno de la "Patria Nueva" cumple hoy cien días en el poder. Para ser justo es muy temprano para evaluar la gestión de un nuevo presidente, pero al menos se han visto algunas señales positivas en la gestión pública.
La divulgación de los gastos de la partida secreta, la aprobación con anticipación del presupuesto general del Estado, la ratificación de todos los funcionarios por parte de la Asamblea Legislativa, la separación y detención de un funcionario involucrado en el cobro de coimas y las denuncias interpuestas por los casos atribuidos al anterior gobierno.
Es plausible la iniciativa de medir la gestión de los miembros del Gabinete y los directores instituciones, para que se cumplan las metas prometidas.
Todavía falta presentar dos temas polémicos: la reforma tributaria y las modificaciones que debe sufrir la Caja de Seguro Social para evitar el colapso de sus programas, sobre todo el de Invalidez, Vejez y Muerte.
Al mismo tiempo es de vital importancia la designación del nuevo Procurador de la Nación. En un país, donde la percepción de corrupción aumentó en los últimos años, se hace necesario designar a una persona equilibrada y sin ansias de figuración, pero con el firme compromiso de investigar delitos, sobre todo los de cuello blanco, que casi siempre quedan impunes en Panamá.
La falta de experiencia de algunos miembros del Gabinete y la estrechez fiscal, han afectado en cierta forma la gestión de gobierno, pero aún así no se han dado casos que se le puedan cuestionar por ahora a la actual administración.
Se espera que conforme pasen los meses, los ministros entiendan mejor los manejos propios del engranaje oficial y entonces habrá que ser más severos con las evaluaciones que se le hagan.
Al mismo tiempo, hay que reconocer que la Patria Nueva casi no ha tenido oposición, la cual se encuentra entretenida en sus divisiones internas y curando las heridas sufridas en la pasada campaña electoral.