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CUARTILLAS
Homenaje
 
Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
Escribo contento porque sé que mi madre podrá leer esta columna y hará comentarios positivos. Pienso que si cree que hay algo malo en ella, guardará silencio, para no preocuparme. Y es que las madres en general siempre mantendrán un papel protector hacia sus hijos, no importa la edad que tengan. (Algunas veces exageran tanto, que pueden caer en la alcahuetería, como comenté hace poco). A través de mi madre, la maestra jubilada Italia Vaccaro de Ortiz (viuda), quiero expresar mi homenaje a las madres panameñas. Aunque parezca repetido, pienso que la celebración del Día de las Madres es poco para todo lo que reciben los hijos de estos seres. No solamente se trata de darnos la vida (en el aspecto biológico), sino también en el emocional, social y afectivo. "Madre sólo hay una", es un dicho que tiene de verdad... y de falso. Porque hay que anotar que madre no solamente es la que da a luz a un hijo, sino también la que cría, la que educa a los niños. En este sentido, podemos incluir en el homenaje del último Día de las Madres del siglo veinte, a las tías, abuelas, primas y hasta empleadas domésticas quienes realizan este noble oficio. Claro que hay excepciones. Por allí aparecen relatos espeluznantes de mujeres que hicieron daño a sus hijos, enceguecidas por los problemas y la falta de optimismo hacia el futuro. Pero son muy pocas en realidad. Casi todas las madres en el mundo entero, se caracterizan por dedicarse a sus hijos, hacer sacrificios y respaldarlos. Dicen que en el próximo siglo los adelantos de la ciencia permitirán que los hijos no sean formados en vientre de la madre. Se habla de unos cubículos de vidrios llenos de líquidos vitales, donde irá desarrollándose el feto, los padres sólo darán las cédulas de la vida, y la ciencia se encargará del resto. Esto tal vez sea cómodo para algunas mujeres a quienes los meses de embarazo causan molestias y estorbos. Sin embargo, dudo mucho que toda la ciencia del mundo pueda reemplazar la dicha que tiene la futura madre, cuando el feto se mueve y da las primeras "pataditas". Respecto a las otras mujeres que hacen el papel de madres, ellas se merecen el reconocimiento de "sus hijos". No importa que sean regalos y atenciones que no cuesten mucho dinero. Lo esencial es el gesto, que debo decir no sólo debe hacerse una vez al año. Y por favor, en el Día de la Madre, no la obliguen a cocinar para sus hijos y demás parientes, pues la estarán cansando y no podrá disfrutar plenamente su día. Tiene razón quienes dicen que la "Madre debe ser honrada todos los días del año, y no sólo uno". La ocasión es propicia para recordar a los hijos, la necesidad de conversar con sus madres, de atender a sus peticiones y complacerlas en las pequeñas cosas que desee. Mi madre fue maestra de escuela primaria mucho tiempo. Siempre me llamó la atención el respeto y cariño que le tienen sus ex alumnos. Esto es la mejor recompensa que pueda tener cualquier educador. A pesar de sus años (que no quiere que los publique en este artículo). Ella está atenta a lo que pasa en el mundo. Sufre por las tragedias de la naturaleza, y se preocupa por algún accidente que ocurra cerca de donde viven sus hijos. Para mí es una especie de enciclopedia histórica viviente. Mucho de la historia panameña que sé, lo debo a su extraordinaria memoria. Lamento que hay personas jóvenes que no comprendan la cantera de experiencias y conocimientos que puede tener una madre, y no le presten atención a su conversación. A través de mi madre Italia, envió un saludo a todas las madres panameñas.
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