Don Ricardo, cambió maletín de banquero por fusil rebelde

Agencias
Internacionales
Don Ricardo cambió el traje y el maletín de gerente de banco hace 12 años, y ahora viste uniforme de combate y porta un fusil Kalashnikov para "trabajar". Sus compañeros de oficina acostumbraban referirse al economista Ricardo Palmera como "don" o "el doctor" cuando estaba al frente del Banco del Comercio, luego afiliado al estadounidense Chase Manhattan, en la ciudad ganadera de Valledupar, en el norte de Colombia. Sus camaradas, en cambio, lo conocen por su nombre de guerra: Simón Trinidad. Lejos de su antiguo escritorio, ahora se mueve por las norteñas montañas selváticas como uno de los líderes del Bloque Caribeño de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el grupo guerrillero más fuerte de los que quedan en Latinoamérica desde la década de 1960. "Dividía mi tiempo entre la gerencia del banco y mi trabajo revolucionario clandestino", dijo Trinidad, de casi 50 años, en una entrevista con Reuters a principios de mes. "Lo tenía muy claro. Mi trabajo de gerente de banco fue simplemente el camuflaje para el trabajo revolucionario", agregó a la luz de la vela en un empobrecido casco de una finca en el sur de Colombia. A mediados de año, Trinidad migró del norte al sudeste, a un área del tamaño de Suiza, de la cual el presidente Andrés Pastrana retiró a las fuerzas de seguridad del gobierno a fines de 1998 para crear un ambiente que pudiera favorecer las negociaciones para las conversaciones de paz con las FARC. Trinidad es uno de los 10 hombres fuertes en el grupo negociador de los rebeldes, que han crecido con fuerza a base de devastadores golpes contra los militares en los tres últimos años. Desde que llegó a la presidencia, Pastrana ha invertido un fuerte gasto político en su intento para llegar a un final negociado para el conflicto de tres décadas que cobró más de 35.000 vidas, con muchas víctimas civiles en sólo 10 años. Sin embargo, el progreso fue lento, y los rebeldes y el gobierno todavía están estancados en analizar cuál de sus diferencias debe ser negociada primero. La impaciencia fue aumentando tanto entre a población civil como en las elites política y económica, por lo cual Pastrana quedó prácticamente aislado. Las FARC se formaron en 1964 como un grupo guerrillero pro soviético que pasaron de contar con menos de 50 campesinos mal equipados a unos 17.000 combatientes armados hasta los dientes con equipos modernos. Ellos insisten en que no van a ceder en sus pedidos claves para una reforma agraria y una redistribución radical de las riquezas, y amenazaron con tomar el poder por la fuerza si fracasan las negociaciones. Pareciera que existe poco apoyo de la clase media urbana para con las FARC e históricamente muchos de los integrantes del grupo rebelde tienen origen en la clase trabajadora o en el campesinado. Sin embargo, Trinidad, hijo de una familia adinerada en la norteña provincia de César y que una vez llegó a estar en la Armada, insiste en que él no es una excepción dentro de las filas rebeldes. "Hay muchos profesionales en las FARC. Yo soy economista y me he encontrado con ingenieros, antropólogos y abogados, quienes están distribuidos a través los diferentes frentes y bloques de las FARC", explicó. "Ahora representamos los intereses de clase de los obreros y campesinos porque hemos sido convencidos por el concepto revolucionario de las FARC. Pero tomando en cuenta la actual situación económica del país y las enormes desigualdades otras clases sociales diferentes a los obreros y campesinos están llegando a la lucha revolucionaria", agregó. Sin embargo, cifras dadas por el gobierno demuestras que muchos ciudadanos de la clase media viajan al exterior para escapar del conflicto en lugar de tomar las armas, como sugiere Trinidad. Trinidad se sumó a la red clandestina de las FARC hace 16 años, ayudando en el traslado de armas y guerrilleros y tratando de reclutar más combatientes, según dijo. Sin embargo, renunció a su puesto como banquero cuatro años después luego que los servicios de seguridad del gobierno estuvieran al tanto de sus actividades. Fuentes de la inteligencia colombiana acusaron frecuentemente a los rebeldes de ingresar a bancos de datos confidenciales antes de decidir sus secuestros de ricos, y muchas veces, no tan adinerados colombianos. Las guerrillas tradicionalmente aprovecharon el dinero proveniente de los rescates o "los impuestos de guerra" para financiar sus actividades contra el Estado. De tanto en tanto, testigos incluso reportan que ven a guerrilleros utilizando computadoras portátiles conectadas a teléfonos celulares, con las cuales obtienen información de sus potenciales víctimas. Trinidad dijo que las FARC hacen un gran uso de la tecnología moderna, como la Internet --el grupo rebelde cuenta con su propia página en la red-- pero se burló ante la sugerencia de que se habían convertido en secuestradores expertos. "Lo que menos hacía era pasar información del banco a las FARC. En Colombia unas 50 familias dominan los sectores financieros, industriales y de exportación y monopolizan la riqueza. Uno no necesita computadora para saber quién tiene la riqueza".
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