Decir madre o mamá es sinónimo de amor sin fronteras, de belleza, virtud, nobleza, sacrificio, dar sin esperar recibir, términos que llevan a contar con un ser que protege, da seguridad, transmite valores y se sacrifica por el bienestar de su familia.
A solo unas horas de celebrar en muchos países y por supuesto en mi Panamá, el país de las oportunidades, el Día de Las Madres, no puedo pasar por alto escribir sobre este ser que fue escogido para procrear el mundo; sus aptitudes y actitudes, tan diferentes al hombre, le hacen la persona ideal para llevar adelante esta noble misión.
Comúnmente la madre cumple un rol muy importante en el desarrollo y crianza de los hijos. Este título también puede ser dado a aquella mujer que cumpla este papel sin estar emparentada biológicamente con los hijos. Mayormente, esto ocurre con mujeres que han adoptado niños o con mujeres casadas con hombres que previamente han engendrado descendencia.
En el ámbito social, la imagen ideal de la madre encubre la realidad de la maternidad, muchas veces desamparada, en ocasiones por la ignorancia, el apremio o quizás por la necesidad. Un tema que realmente requiere de una pronta atención, pues el incremento de madres solteras se refleja en las estadísticas, principalmente en mujeres muy jóvenes y de edad escolar.
Luego de esbozar todas estas características que envuelven a las madres de hoy, la ocasión es oportuna para valorar, en vida, a ese ser que el creador nos prestó, cuyo amor infinito supera cualquier barrera, con el fin de que sus hijos, en un futuro, sean hombres y mujeres de bien. Les toca realizar una tarea, con fallas y errores, pero con la disposición de hacerla lo mejor posible, pues no existe un libro que le diga cómo ser madres; al final, la experiencia adquirida se las transmiten a sus hijos, principalmente a las hembras, y esas enseñanzas son precisamente las que llegan a las generaciones futuras.
También cabe la expresión de que la mujer se realiza siendo mamá, precisamente porque no hay destino más grande para este ser que dedicar su vida a perpetuar las estructuras de su familia, aunque, históricamente, muchas llegan al sacrificio por sus hijos, hasta adoptar un estado de sumisión al varón.
Este tema de reflexión me lleva a pedirles que cuiden y valoren a sus madres; no esperen perderla para decirles que las aman, las extrañan, para abrazarlas, darles un beso y decirles mamá. Hoy día, los hijos llegan hasta tutear a sus madres. No digan lo voy a hacer, hágalo. Si no vive con usted, llámela; si es posible todos los días, dedíquele unos minutos mientras la tenga Viva, Crítica en Línea, después tendrán que ir a un campo santo, donde no recibirán una respuesta a sus muestras de cariño. Donde te encuentres, feliz día mamá!