Las revelaciones del Ministerio Público sobre la posibilidad de que sean 220 y no 49 las muertes causadas por fármacos de la Caja de Seguro Social contaminados, es sin duda alarmante.
Todo indica que la cifra puede ser mayor, tomando en cuenta que sólo se han recibido las denuncias de los decesos ocurridos en la ciudad capital.
Estamos frente a la peor tragedia en materia de salubridad. El síndrome renal provocado por los jarabes de la CSS contaminados con la sustancia industrial dietilenglycol, ha cobrado incluso más víctimas que la epidemia de cólera que se registró en el primer lustro de los noventa.
Es deber de la Fiscalía a cargo de las pesquisas extender el marco de sus investigaciones hacia el interior del país para determinar a ciencia cierta cuántos panameños murieron por esa causa.
Al mismo tiempo se debe exigir a las autoridades de China Continental y de España el desarrollo de investigaciones en esas naciones, porque todo indica que la glicerina que se solicitó para preparar los jarabes de la CSS llegó contaminada de esos países.
No se puede negar que hubo grados de negligencia de funcionarios y alto nivel de responsabilidad de la empresa local que introdujo esa materia prima, pero los responsables primarios están en China y España.
Esa parte se debe aclarar para cuando se presenten las demandas por parte de los familiares de los pacientes fallecidos.
Al mismo tiempo, las autoridades de Salud y de la CSS deben brindar toda la información que se mantenga sobre los decesos. No se puede andar ocultando estadísticas, porque al final se sabrá toda la verdad.