Los resultados del referéndum para aprobar o rechazar las reformas constitucionales en Venezuela han demostrado el nivel de madurez y civismo de los ciudadanos de este país sudamericano.
El rechazo a la proposición del presidente Hugo Chávez, alcanzó el 51 por ciento de los votos, en tanto que quienes aprobaban la iniciativa, depositaron el 49 por ciento del total, en un evento que se caracterizó por la transparencia y el orden en casi todo el país.
La derrota sufrida por Chávez, la primera en nueve años, ha devuelto a la opinión pública una imagen del controvertido político, más diáfana, más elevada y le muestra como un hombre comprometido con el proceso de democratización que pretende llevar a cabo en su país.
Al reconocer sin rodeos que había sido derrotado, Chávez se ciñe a la decisión del pueblo y demuestra con esto que su intención de establecer un nuevo modelo de país y de gobierno, es sustentada por un verdadero interés democratizador y no por un afán de inútil protagonismo para preservarse en el poder.
Más allá de su grandilocuencia e histrionismo habitual, el presidente venezolano ha demostrado serenidad en la derrota. Reconoció con dignidad, pero también con esperanza, que del pueblo emana el verdadero espíritu de la ley.
Chávez pudo haber convocado una Asamblea Constituyente y haberla conformado con sus aliados políticos, pero prefirió este modelo democrático de consulta en el que la mayoría tomaría la decisión final.
Pero lo esencial es que el hombre acusado de autoritario, bravucón y autócrata ha respetado las normas legales, ha reconocido con hidalguía la derrota sin dejar de mantener vigente su entusiasmo y voluntad para continuar adelante con su intención de reformar la constitución venezolana.
"No se sientan tristes ni apesadumbrados", dijo Chávez a sus seguidores y felicitó a sus adversarios por la victoria, pero advirtió que "nosotros estamos hechos para una batalla larga".
La derrota de la reforma implica que Chávez deberá pensar en un sucesor para la elección de 2012 y en dejar la presidencia en 2013, después de 14 años de gobierno en este país rico petrolero.