Una ola de violencia se desató en cuestiones de minutos cuando un niño echó en el inodoro un perro la tarde del pasado lunes, en Tocumen.
La acción malvada del niño de 11 años, tomó por sorpresa a la familia Mejía, quien reportó el suceso a los padres del pequeño.
Al parecer, el niño se introdujo a la perrera que la familia Mejía tiene en el patio de la casa.
Fue la otra vecina quien logró detener las embestidas malévolas del menor.
Supuestamente era el segundo perro que el niño trataba de echar por el inodoro, pero la vecina lo detuvo.
El suceso se convirtió en lo más novedoso al punto que los demás vecinos llegaron al lugar del epicentro para dar sus comentarios.
Una de las vecinas llegó a proponer que el niño debía ser llevado a la iglesia para que el sacerdote le sacara los demonios.
Los padres del niño- al ver tanto alboroto- se presentaron y tomaron a su hijo por las manos sacándolo del cerco que le habían montado las demás personas.
La hermana mayor de la familia Mejía se disgustó por lo que había hecho el chiquillo, ya que esos perros eran un regalo de su novio.
Al presentarse esa chica, se armó un "pandemonio": ella agarró por los cabellos a la mamá del niño y se formó una riña.
Posteriormente se llamó a la Policía, pero ésta nunca llegó.